Cuando estamos en un proceso de revisiones médicas, estamos valorando día tras día nuestra evolución o nuestra decadencia.
La agricultura en España y principalmente en Aragón lleva cinco años que la mejoría no se detecta porque no existe. Embalses en rojo, cosechas muy escasas o deficientes, las producciones de los secanos en descensos permanentes, las plantaciones de leñosos en los secanos, con signos de debilidad que merman las cosechas tanto en cantidad como en calidad, los costos de producción insostenibles. Y en contradicción de todo lo expuesto, los precios de la tierra fuera de toda lógica por entrar en el mercado rústico fondos de inversión que nada tienen que ver con el agro y el medio rural.
Llevamos muchos años que la casta política se esfuerza verbalmente en solucionar los problemas del medio rural y el de la agricultura, pero los esfuerzos reales o irreales no dan sus frutos.
Los problemas de la agricultura y del medio rural no son recientes como para desconocer el problema, son muchos años navegando en dirección contraria, muchas puertas cerradas en los últimos veinte años y las que quedan abiertas con futuro limitado por edades avanzadas y sin relevo generacional.
Los nuevos pobladores son felices en el medio rural, pero con sábados, domingos y fiestas de guardar libres, en total 145 días al año sin responsabilidad alguna.
El medio rural y la agricultura es otra cosa, la ganadería extensiva y la ganadería intensiva, comen y beben sábados, domingos y fiestas de guardar. Hay que sembrar cuando se puede, recolectar y todas las labores agrarias cuando la meteorología lo permite.
En la agricultura deciden las circunstancias, nunca decide el agricultor. Por eso, los pensamientos, los sentimientos y la forma de vida son inmensos y profundos en la máxima dureza del campo y del medio rural agrícola.
El primer paso para regenerar el campo y el medio rural es visualizar al agricultor y ganadero con amor y agradecimiento por su trabajo y sus producciones sanas y saludables.
No tener el medio rural para soportar una cadena de impuestos que podemos calificar como un expolio al campo y sus gentes.