Es lo que creo de verdad. Hay mucha gente buena tanta que me cuesta creer que existen personas que se levantan por la mañana pensando en hacer el mal. Me parece imposible pero no soy ingenua y haberlas, como las meigas, haylas, demasiadas y terribles.
De todas maneras yo quiero hablar de esas otras que sin más contraprestación que el sentirse útil, son capaces de bajar tres veces a por un medicamento, estar pendientes todo el día por si pueden echar una mano, pensar en alguna comida y/o alguna solución, trasmitirte su preocupación y enviarte sus buenos deseos.
No voy a poner nombres porque no tengo permiso pero después de un episodio duro de COVID quiero destacar la eficacia del servicio de Teleasistencia de la Cruz Roja y de las personas que aun sabiendo que no podían hacer casi nada, las he sentido cerca y me han acompañado desde la distancia. No son familia, aunque también, son simplemente, gente buena.