En muchas ocasiones decimos: los árboles no nos dejan ver el bosque. Con el mundo nos pasa algo parecido. Nuestro bienestar nos ciega y no nos permite ver al mundo real.
Guerras, terremotos, inundaciones y pobreza son realidades que más pronto que tarde nos pasarán facturas impagables.
Grandes acuerdos mundiales, pero las guerras siguen en todos los continentes. Terremotos e inundaciones son acontecimientos naturales que poco podemos hacer para eliminarlos con nuestra miseria humana, la pobreza es signo de los desequilibrios en el que el mundo está inmerso, unos porque son incapaces de saciar su miserable avaricia y otros porque no descubren que para sobrevivir hay que trabajar y no esperar que los alimentos lleguen sin esfuerzo.
Es muy grave no disponer de alimentos necesarios para vivir, pero la vida del ser humano necesita algo más que los alimentos necesarios para dar vida al cuerpo. Necesitamos alimentar nuestra alma y nuestra conciencia para conseguir la paz, la alegría y la estabilidad personal, social y mundial.
Miles de años atrás, las generaciones se asentaban en zonas donde se podía vivir, donde se disponía de agua y alimentos, hoy muchas de esas zonas están masacradas por la locura humana, sin pararnos a pensar qué será de nuestro futuro.
Hay acontecimientos que tienen que pasar sin que la mano del hombre pueda hacer nada, Pero hay otros que todo lo que toca el hombre con codicia lo destruye, para décadas y en ocasiones siglos.