En una de las emisoras de radio más prestigiosas de este país nos dieron la noticia de la semana: Las Administraciones Públicas de ese país llamado España, desde el gobierno hasta la última administración, tienen contratados a 25.000 asesores que a una media de 30.000 euros por asesor y año el gasto anual por este concepto asciende a 750 millones de euros.
Aparte del malestar general que hoy se vive en España descubrimos que por lo visto tenemos un país rico o por lo menos eso es lo que nos quieren enseñar cada día. Pero curiosamente falta dinero para la investigación, para la sanidad, para la educación, para las carreteras de los pueblos (que cuando nos cruzamos con un camión o autobús tenemos que parar en la cuneta), para construir nuevos embalses y poder tener las reservas hídricas necesarias, porque si no lo hacemos en Aragón lo harán en Murcia y el agua pasará imparable a otros territorios o al mar, porque la reserva de agua solo se consigue con embalses.
En definitiva, la riqueza se ha de invertir para crear riqueza para todos, no para crear gasto corriente que solo nos lleva a aumentar la deuda desbocada y que será impagable por las nuevas generaciones.
La teoría de los mejores economistas es obtener el máximo rendimiento con la mínima inversión y en el tiempo adecuado. Pero claro, esta teoría choca frontalmente con la actitud de este gobierno que tiene muchos frentes abiertos y que no dejan de reclamar de lo suyo… y que serán de muy mal cerrar.