Periferias y VOX

Elías Ramírez Aísa
10 de Enero de 2024
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El diccionario de la Real Academia define cateto como persona tosca y necia, precisamente dos cualidades que acaba de alcanzar el grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento de Huesca. Disparan a la inocencia de lo festivo, del encuentro entre culturas a través de la música, del emblema de un festival, Periferias, con años de prestigio por sospechar que tras él anida el demonio con cuernos y rabo, presto a devorar con sus fauces las esencias del Altar.

En el verano pasado, con ocasión de la entrega de la Parrilla de Oro a sus promotores, ya avisó limpiando la muesca en la que colocaría la bala que acaba de disparar a la cultura de Huesca. Parece que la alternativa es la pachanga, el alboroto bullangero. Y el Partido Popular, haciendo de la necesidad virtud, que parece que es el eslogan político de estos tiempos, ofrece su mano en tal despropósito. Decisión penosa que quizá pueda ofrecer una explicación racional si sentamos a sus promotores en el diván del psicoanálisis y nos cuentan, entre brumas y escapularios, sus dificultades para comprender la vida que circula a su alrededor.

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