Hay un refrán que dice: “El que de trapo llega a toalla, no sabe dónde colgarla”. Y otro que dice: ”El que de pobre llega a rico, se olvida del pobrecito.”
Estos refranes nos indican la metamorfosis que sufren los políticos cuando llegan al poder.
Hay dos acontecimientos que los políticos ponen en práctica cuando llegan al mando. El primer acontecimiento que ponen en práctica es olvidarse de sus orígenes. Y el segundo, mucho más grave, tratar a los ciudadanos por idiotas, ineptos e incompetentes.
Las personas que olvidan sus orígenes son unas pobres personas. Cuando es sabido, que la pobreza y humildad son vivencias muy dignas en la mayoría de los casos. El orgullo y la prepotencia también son vivencias pero indignas y llenas de soberbia y arrogancia.
Los políticos actúan con una vanidad excesiva, y en dichas situaciones les lleva a tratar al ciudadano que paga y trabaja con desplantes y presunción
El poder bien administrado y bien ejecutado es el camino para conseguir una convivencia plena entre diferentes capas sociales. Las imposiciones desmedidas y además erróneas, nos llevan a una sociedad insegura y dividida.
El ciudadano de nuestra querida España ha de esforzarse para ser persona de bien, no ser persona que por su situación temporal, se aprovechen del prójimo.
A lo largo de la historia descubrimos a personajes, que su pobreza y humildad les llevó a ser grandes benefactores de la sociedad que les tocó vivir.