La semana pasada nos llegó una noticia, lógica para unos, necesaria para otros y muy preocupante para algunos.
“El 20% de los españoles saca un crédito para irse de vacaciones”
Los que nacimos en la postguerra no conocimos el derecho a las vacaciones, y mucho menos vacaciones pagadas.
El cumplimiento de la ley ha de ser para todos por igual. Por eso, todos estamos obligados a respetar y admitir las leyes. Esto no quiere decir que todos pensamos y actuamos por igual en el enfoque global de la vida.
¿Quién atesora la verdad? El que saca un crédito para irse de vacaciones, o el que saca el mismo crédito para compara bienes, casas, fincas, etcétera.
El que saca un crédito para irse de vacaciones estará unos meses pedaleando hasta saldar la deuda. Pero el que compra, estará toda la vida pagando contribuciones, impuestos de transmisiones en compras y ventas y quizá de patrimonio.
Cuando hablamos de una España endeudada, olvidamos nuestras formas de vida, muy diferentes de unas a otras, unos son felices ahorrando y otros gastando.
Hay familias que presagian un futuro incierto y dicen, El futuro llegará sin poder opinar. Pero lo que nos hemos llevado por delante no se lo llevará el futuro.
Lo que queda meridianamente claro es que, en este país, cojas el camino que cojas, saldrás trasquilado, con una decisión pagarás intereses y con la otra pagarás impuestos.
Si analizamos los hechos en profundidad nos daremos cuenta que lo mejor será los términos medios, trabajar lo justo para vivir tranquilitos en casa, y así conseguiremos la fórmula mágica de “lo comido por lo servido”.
El que corre llega tarde, el que no corre también. El que está parado no llega, y el que mira y espera, recogerá la tostada.