José Manuel Ramón y Cajal. Foto Myriam Martínez

I Certamen Cangrejo: Diálogos entre Arte y Cáncer

19 de Septiembre de 2023
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Tendríamos que remontarnos a millones de años atrás para poder encontrar las primeras pruebas de la presencia de tumores malignos, más concretamente en vértebras de dinosaurios. Según los paleopatólogos este hallazgo se sitúa en la antigua era mesozoica que inició exactamente hace 251 millones de años y terminó hace 66 millones de años.

Los primeros registros escritos sobre el cáncer datan de una época posterior a estos antepasados, que lo conocieron y sufrieron sus estragos. En un manuscrito del antiguo Egipto, fechado 2500 a.C., se recoge información detallada sobre la actividad clínica del prestigioso médico Inhotep en el que se describe el caso de una mujer cuyo pecho mostraba una masa endurecida similar a un tumor localmente avanzado de mama, que no tenía tratamiento.

Finalmente, entorno al año 400 a.C. los brillantes pensadores griegos escogieron la palabra Karkinos (cangrejo o úlcera) para definir este mal. En la mitología griega Karkinos era el nombre de un cangrejo gigante que vivía en la laguna de Lerna y ayudó a la hidra de siete cabezas en su lucha contra Hércules.

Hipocrates también lo nombra, describiendo lesiones agresivas como si fueran patas de cangrejo, de allí el evocador, y a la vez amenazante, nombre de Karkinos denominado posteriormente en latín con el vocablo cáncer, añadiendo una tilde en castellano para referirse a dicha enfermedad tumoral.

Este es el nombre del “I Certamen Cangrejo” que organiza la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Huesca junto con  la Librería Santos Ochoa y seis  extraordinarios colaboradores, la mayoría de ellos oscenses  ( María Nogués, María Amparo Nogués, Estela Rasal, Lucía Naval, Raúl Usieto “Pecker”, Antón Castro) que van a establecer diálogos entre el Arte y el Cáncer en sus diferentes facetas artísticas : literatura, poesía, dibujo ,música, teatro y cine, concretamente los días 20, 21 y 22 de septiembre, dando la bienvenida a la estación otoñal y agitada vuelta al cole.

El espíritu es normalizar la palabra cáncer como en una de las campañas de la AEEC: “Llámalo Cáncer”; y comprobar cómo ha podido influir el arte en las personas con cáncer y sus familiares, cómo les ha ayudado y también como ha influido esta enfermedad en los diferentes artistas o artes, y cómo lo han tratado a lo largo del tiempo, bien sea como experiencia personal o bien desde otros prismas. 

Está claro que las personas con cáncer presentan un impacto emocional, físico, social y posible soledad no deseada. Esto acompañado por palabras con connotaciones negativas como sufrimiento, padecimiento, larga enfermedad, lucha, batalla pareciera paradójicamente culpar al paciente con cáncer de su propia enfermedad ¿en qué he fallado?  

Debemos cambiar el lenguaje que usamos sobre el cáncer. Existen sentimientos encontrados acerca de la palabra ‘superviviente’, pero el principal de ellos es el miedo a sugerir que los muertos fueron de alguna manera perdedores en una competición, que hicieron algo mal. No es así. “Sobrevivir al cáncer no es ganar una carrera y morir no es perderla”.

Algunos rodeos semánticos que se usan para hablar del cáncer y que utilizamos en la actividad médica diaria son particularmente dañinas. Persisten demasiadas ganas de esconder lo más negativo de la enfermedad. Estas palabras no nos protegen del dolor ni nos apaciguan, ni nos acorazan contra la enfermedad que sigue su curso sin tapujos lingüísticos.  

En estos momentos del siglo XXI con una medicina basada en la tecnología, falta otra parte “La otra cara del Cáncer” que debemos de afrontar: el acompañamiento. Existen cursos de arte y literatura en distintas facultades norteamericanas, en sus planes de estudios para mejorar la capacidad de reflexión, cercanía y empatía para su fututo hacer médico. ¿Lo podríamos hacer en España? Actualmente, los estudiantes reciben gran formación en enfermedades y sus patologías, pero ¿y en enfermos como tales?, ¿en el factor humano?

No parece que el examen MIR (Médicos Internos Residentes) y la formación MIR contribuyan a mejorar sustancialmente este aspecto. Aún hoy, no es infrecuente que algunos médicos no contemplen a sus pacientes como una persona (con sentimientos, con familia, con un proyecto de vida particular), sino más bien como un conjunto de órganos y patologías.

Por ello, debemos aprovechar que el arte pueda contribuir de una forma excelente a la formación cognitiva, emocional-sentimental y moral de las personas mediante la vía de la imaginación, mostrándose como un método ideal para ofrecer una mirada holística de la salud y la enfermedad. 

Dentro de las actividades de acompañamiento de nuestra asociación existen y proponemos a las personas con cáncer y sus familiares talleres de bienestar y algunos de ellos tienen el arte como centro: pintura, fotografía, lectura, teatro (tenemos un grupo propio) y además hacemos formación 3  para profesionales sanitarios donde intentamos contribuir a esa visión más holística del enfermo por parte de los profesionales.   

Creo que vivimos en una época en la que a menudo se espera que hablemos de la enfermedad, pero el lenguaje utilizado para hablar de ella es restringido, limitado y estereotipado. Es el lenguaje de la experiencia individual, más que colectiva, y se espera que sea psicológicamente positivo. Por ello también necesitamos que los artistas desafíen las ideologías destructivas de la enfermedad. 

Las personas con cáncer deben de adoptar un estilo de vida propio para afrontar la enfermedad, es otra manera de recibirla en nuestro propio terreno, de convertirla en un mero personaje, uno más de nuestro relato de vida.

El arte en toda su extensión y en particular la literatura, la poesía, la música, el teatro, el cine, la pintura, el dibujo y tantas otras… logran aliviar necesidades psicosociales, sintomatología, y también efectos secundarios de los tratamientos. Existen datos publicados de 81 estudios sobre 5576 personas con cáncer, con evidencia científica que concluye que el arte, especialmente la música, tienen efectos beneficiosos sobre la ansiedad, la depresión, el dolor, el cansancio, generando con mejorías importantes también sobre la salud y la calidad de vida global.

Debemos de pensar en lo "que no se debe hacer" en la atención de un paciente con cáncer y “lo que debemos evitar” (actitudes frías y distantes con el paciente, no considerar cada consulta como una consulta "especial", dar una información técnica y en un lugar inapropiado, etc.) y lo "que se debe hacer" y “debemos potenciar” (cuidar el lenguaje verbal y no verbal, trabajar la empatía y la implicación, analizar la atención al enfermo y sus familiares, etc.): ¿El arte lo puede conseguir? Seguro que sí y en este I Certamen Cangrejo (de diálogos entre Arte y Cáncer) así esperamos demostrarlo. 

 

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