Los 50, la barrera convertida en fragilidad

31 de Agosto de 2023
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La barrera tras la que se esconde la fragilidad. Este pasado fin de semana, un rotativo nacional alertaba de la situación de las personas mayores de 50 años que engrosan las filas del desempleo. Desde que abrió EL DIARIO DE HUESCA, frente a lecturas superficiales de los datos mensuales del paro, propicios para lugares comunes como el lamento por el juvenil y poco dados al análisis profundo del sector más inquietante, hemos destacado siempre una triste realidad: el desempleo se ceba principalmente en los mayores de 45 años con un 51,5 % y el juvenil alcanza 18,5 puntos (claro, en una provincia envejecida, tampoco consuela).

Creo firmemente, desde que leí La Sombra del Viento, en que los libros afluyen, en una virtuosa oportunidad, cuando y dónde los necesitas. La teoría del guardián del Cementerio de los Libros Olvidados es, para mí, inapelable en tal sentido. En el cambio de ocupante de la mesilla del domingo, deparé en RRelatos HHumanos, editado a finales de 2016 y cuya procedencia desconozco. Debió ser en mi anterior destino y seguramente recayó en mis manos porque el primero de los diez autores (y directores de RRHH de grandes empresas) es Lorenzo Rivarés Sánchez, fato de HTV, cuyas condiciones literarias quedan acreditadas por premios, igual que su excelencia profesional.

Manuel Pozo, el coordinador, dedica este libro a los que "en ese gran escenario que es la empresa nos enseñan que los recursos no aman, comparten, recelan, sienten, temen, perdonan, odian y se entregan. De eso sólo son capaces las personas". Me recuerda una expresión reivindicativa de mi amigo Miguel Ángel Otín, reacio a la expresión Recursos Humanos porque la dignidad no se puede reducir a la consideración de un recurso, por lo que se decanta por los departamentos de Gestión de las Personas.

En RRelatos HHumanos, una narración encadenada y magníficamente coordinada, se suceden acontecimientos previsibles e insospechados en una gran compañía denominada Green Technology, antiguamente acostumbrada a los días de vino y rosas en la bonanza de los resultados, progresivamente enrolada en la inercia voraz de solucionar la falta de talentos, de ingenio, de previsión, de rigor a golpe de ERE que, sin renunciar a ninguna condición, habitualmente se concentran en los cercanos a esa cifra de la encrucijada que es la 65.

Y, para contemplar los efectos perniciosos de las tácticas -que no estrategias- facilonas de las propiedades y de los directivos impotentes, se suceden desde situaciones cómicas a, fundamentalmente, dramáticas y en algún caso trágicas como la muerte por infarto de uno de los puestos en la diana que había dado glorias a la empresa: Diego Escalante. Tras su funeral, de forma reflexiva hablan en voz alta la directora de RRHH y el director general. La primera: "No aguantó la presión. Él no quería irse, hace una semana me dijo que le habíamos dado una puñalada trapera, que le obligábamos a abandonar el barco. Creo que su corazón no lo soportó... Algo no estamos haciendo bien con la gente que se ha dejado la piel con nosotros todos estos años. Me suenan tan huecas las frases sobre el talento y las personas que hemos repetido todos estos años...". El segundo: "Este mundo es así, estés de acuerdo o no. Además, tú y yo no somos más que una correa de trasmisión de los accionistas, somos lacayos del sistema".

Del Pleistoceno. Categóricamente, uno de los narradores pone en boca de quienes están en las alturas utilizando a los pomposamente nombrados directores de RRHH la condición de quienes superan una determinada edad. Aunque tengan la desbordante imaginación y la filosofía del tiempo de Diego Escalante. Y sólo sobreviven a la guadaña de esa deshumanización, precisamente por ejercerla con sus nulas luces, esos "mandos intermedios que eran bastante intermedios pero poco mandos. Es decir, mediocres y, por tanto, prescindibles en función del sueldo que percibían.

El final de la obra coral abre preguntas para el debate y se pregunta si la gestión de la diversidad por edad es un aspecto estratégico o ciencia ficción, y qué aporta un trabajador mayor de 50 años a la empresa. Ante esta última cuestión, profundiza en el interrogante: "Si has dado más de tres aportaciones, ¿por qué es un colectivo que se minusvalora en las empresas?"

Comprenderás, querido lector, que soy especialmente sensible a todas estas cuestiones, por cuanto a todos los personajes he puesto cara de mi peripecia vital. De eso va, precisamente, mi libro Contracorriente. De la dificultad de escalar cuando alguien, directora de RRHH mediante, te ha lanzado al precipicio y tienes que agarrarte con crampones metafóricos para, en un esfuerzo titánico, alcanzar a ver la luz. La que, a fecha de hoy, no vislumbran más de 3.500 oscenses de toda la provincia desahuciados por un sistema despectivo de la experiencia.

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