¡Albricias, habemus pecunia!

11 de Octubre de 2022
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Me cuesta encontrar, desde tiempos de Carlos García Martínez, un proyecto mejor que el de La Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes. Y eso que soy, lo confieso, de los defensores de la Diputación Provincial. Léanlo con cuidado desde la Diputación Provincial: lo soy de la institución, no de algunos de sus usos, exactamente igual que seguro que en la corporación habrá -hay- discrepantes de los míos. Es condición de las relaciones humanas. Los hay con los que congenias mejor y otros con los que lo bueno sería limar asperezas, pero, exactamente igual que dos no riñen si uno no quiere, dos no congracian si la otra parte no lo desea. Pero vamos al lío, dentro de los muchos servicios a los oscenses que la DPH ha provisto desde tiempos seculares, me encanta la recuperación del complejo monegrino. Y es acertadísimo que, al frente de las visitas, esté Alberto Lasheras, que es un libro abierto -y muy entretenido- con una capacidad de hablar con erudición y divulgación fuera de lo común. El sentido de una actuación millonaria como ésta es el solaz y el aprendizaje de los visitantes. Y, por qué no, la solemnidad de una celebración como el veinte aniversario de la Comarca de Los Monegros, que demostró que Armando Sanjuán -su presidente- tiene un equipazo porque el acto fue magnífico. Sin exhibicionismo, con mucha elegancia (María Ruiz y Arancha Lobe llenaron de buena música culta el monasterio) y guiños a la identidad de una tierra dura pero muy acogedora. Incluso el exterior es muy apropiado para conciertos como el de Orozco, Miguel Ríos, Manu Chao o Rozalén. Ahí entraríamos en el punto de debate sobre la conveniencia, en medio de ese simbolismo, de establecer al aire libre posiciones privilegiadas en primera fila que incluso se fotografían para mostrar al mundo. No tiene demasiado sentido (a mí me parece algo muy 'viejuno'), pero cada uno interpreta la praxis del poder en su estilo. La ejemplaridad entra en el sueldo. Y, por concluir con esta loa a la intervención en La Cartuja, me pregunto si tiene razón la oposición -o no- en su reclamación de un Plan Director para poner eficiencia y racionalización en el proceso. Todavía queda mucho por restaurar (no hay más que elevar la mirada en la nave central hacia la izquierda), pero insisto en que me parece estupenda esta iniciativa de la institución que maneja las arcas de los impuestos de todos nosotros. Y aquí me acuerdo de Ramón Justes y su demanda en conversaciones de amigos de que haya más inversión en el patrimonio eterno y menos en las actuaciones musicales efímeras.

En la presentación de la Semana del Voluntariado Deportivo, la vicepresidenta adujo que la Diputación afronta inversiones en competencias propias e impropias. Se refería así -interpreto- a los servicios sociales, al deporte y supongo que al servicio de bomberos, pero no estoy yo en la cabeza de los demás. Es un sino de la casa desde que la conozco hace casi 37 años. En un modelo de financiación imperfecto -como expuso Miguel Gracia en La Cartuja-, me parece bien la permeabilidad. En el fondo, es una tara del sistema que a unas entidades públicas se les salga el dinero por las orejas y otras sufran penurias, por lo que el pragmatismo invita a esta asunción de responsabilidades incluso allí donde no tienen responsabilidades (legales). También en este como en otros aspectos resulta mensurable la conveniencia, ,por poner un ejemplo, de sufragar con una cantidad millonaria una escuela de base de un club profesional de fútbol, por más que todos amemos a ese club (y yo soy el primero que me pongo cardíaco cuando Andrés Fernández despeja y el cuero le queda en los pies a Cuéllar). Todo es opinable, porque en la distribución de las aportaciones de los contribuyentes entra en ocasiones tanta subjetividad como en la elección de una noticia o un titular por parte de un periodista. Con la diferencia de que, en aquel caso, debe haber baremos objetivos.

Acabo de descubrir, gracias a Rubén Darío Núñez Heraldo de Aragón (¿ven algunos cómo se puede citar una fuente sin que salga un sarpullido?), que la Diputación Provincial ha repetido como el año anterior la campaña de esquí escolar interrumpida desde 2019 hasta 2021 (se recuperó hace un año), en aquella ocasión por las dificultades de su financiación. Los mal -o bien- pensados lo atribuyen a la proximidad electoral. Y es probable que sea así. Y probable que sea lo contrario. En la política de hoy, y más en los centros del poder sostenido durante largo tiempo, se piensa mucho en clave-urna. Pero, sea como fuere y como lo interprete el ciudadano, ese buen programa educativo y deportivo ofrece una lectura: ¡albricias, habemus pecunio! Y entre el castellano antiguo y el latín, coincidiremos en un viejo aforismo de un coetáneo de mi pueblo: más vale vaso de vino en mano que patada en los c... O, como dice Woody Allen, el dinero es mejor que la pobreza, aun cuando sólo sea por razones financieras. Hoy ya es tiempo de presentar buenos proyectos con enjundia, para constatar que en la distribución hay criterio.

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