Alumbrar sin luz

24 de Noviembre de 2022
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Esta es una paradoja. Me preparo para acudir a una fiesta. La del décimo aniversario del Foro Huesca Excelente. Hay mucha virtud en estos diez años, pero no podría perdonarme asistir a ejercer mi oficio ceremonial sin responder a una pulsión que me ha asaltado todo el día. Con justeza de tiempo. Para un tiempo de justicia. Ni siquiera mis 26 compañeros de junta del Foro me perdonarían, con razón, que renunciara a estas líneas en las que quiero compartir las inyecciones de sensibilidad que estamos recibiendo desde tres mil kilómetros de distancia, desde Ucrania, donde un cabo de la Guardia Civil, miembros de Protección Civil, un chófer, una traductora y un médico están sembrando las líneas de comunicación del padre Jesús Escalona, párroco de Torla, con el centro de nuestros corazones.

No me siento mal. Mis compañeros del Foro son solidarios y sensibles. Con la Concahusa de Sergio, Myriam, José Luis y un servidor, propiciaron el prodigio de la fabricación de medio millón de máscaras de protección de Julio Luzán en la fase más desoladora de la pandemia. Y comprenderán que les haga sufrir un poquito y llegar unos minutos más tarde de lo acordado, ellos que son tan previsores. Yo, por profesión, por pasión y por un puntito de gestión regular del tiempo, soy dado a las prisas.

Pero es que hoy tengo necesidad de tirar de oxímoron. Sin luz, el padre Jesús me ha alumbrado. Una pregunta como "por qué permite Dios" la guerra, el sufrimiento, el desabastecimiento de un orfanato, la desatención médica de niños con discapacidad, uno con un tumor en la hipófisis, es un choque con la realidad que me conduce a las reflexiones de Carlos López-Otín en "La Vida en Cuatro Letras". Intentar comprender la enfermedad y la diversidad para concebir los vericuetos para la felicidad. Y, sin embargo, en una expedición como el grupo Pirineo-Ucrania, la colisión con la fe es brutal al vislumbrar el sufrimiento, la humildad con la que acogen sus carencias. El golpe con nuestra realidad, idiotizados como estamos en episodios públicos lamentables, tristísimos, que desacreditan a tantos responsables públicos por su pública irresponsabilidad.

Si Dios escribe recto con renglones torcidos y su rostro se esconde entre pucheros, como proclamara la santa Teresa, podríamos convenir que estos padecimientos pueden interpretarse como una prueba, dura, cruel, para la humanidad. Y, sin embargo, la empatía nos revuelve las tripas y nos rebela contra la ortodoxia. Y ahí es cuando necesitamos guía. Y cuando el padre Jesús, que en un primer momento no puede responder a la sobrecogedora pregunta -¿por qué permite Dios esto?-, aporta sus vitaminas para la fe. "Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, visitar al enfermo, al preso… Cuando te sientas esclavo, visita a un preso, ya te darás cuenta de lo libre que eres, cuando te sientas enfermo, visita a un enfermo, ya verás cómo tu enfermedad es insignificante… es aquí, en estos lugares, donde tu sufrimiento se ve opacado... aquí se acaban tus problemas para dar paso a los del otro. ¿Por qué Dios permite esto? Para que no pierdas la sensibilidad, para que no te sientas superior, para que no te creas invencible, para sigas dándolo todo, para que seas sus manos, para que con tu vida expreses lo qué ya nadie quiere escuchar: su Palabra de Salvación". Escrito con un móvil, porque no hay corriente eléctrica. Alumbrar sin luz. La esperanza es posible. Dios quiera que no la estropeemos los hombres.

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