Cuando en 2001 falleció Federico Balaguer, esta ciudad empequeñeció. No por el tránsito hacia otras esferas del que fuera gran Cronista de la Ciudad, sino porque el natural relevo quedó en una oquedad injustificable teniendo en cuenta que la coherencia hubiera conducido a su más preclaro discípulo, legatario por derecho y de hecho del gran patrimonio de Balaguer. Se llama Bizén d'o Río, uno de los más generosos investigadores y divulgadores que ha conocido la Huesca reciente. Si no el que más, que todo es opinable aunque en mi criterio no cabe duda alguna.
Aquel ejercicio en el que se entremezclaba desidia y sectarismo privó a la ciudad, hasta el día de hoy, de una referencia, de una autoridad para dirimir algunas cuestiones que hubieran engrandecido cada día de esta Huesca tan rica en relato como desprovista de escucha activa. Sin ir más lejos, no se hubiera dejado pasar la oportunidad este día 22 de abril de celebrar como corresponde el 140 aniversario de la concesión del título de basílica a la Real y Parroquial Iglesia de San Lorenzo. O no se hubiera obviado el aniversario del martirio de San Lorenzo que, en 1957-58, proporcionó unas de las fiestas más solemnes y refulgentes que haya disfrutado esta capital en su historia reciente, y cinco décadas después quedó en el pozo de la ignominia doctrinaria. Tampoco se habría perdido la gran ocasión, hace tres años, de conmemorar el bicentenario del nacimiento de las diputaciones provinciales y, con ellas, la oscense. Por tirar incluso para casa, el jurado de los Premios Félix de Azara no hubieran obviado la excelente colección de artículos de la asociación Studiosi Pro Universitate Sertoriana presidida por Pablo Cuevas en la que Bizén es uno de los puntales dentro de un elenco formidable de sabios. La Universidad en la que hubo, como recuerda Río, al menos ocho miembros de la familia Azara, además de los Gracián, Huarte de San Juan, Lastanosa, Argensola, etcétera, etcétera.
En ese desdén que pone unos pesos horribles en esta ciudad y que sólo los gobernantes ambiciosos son capaces de reconocer (quiero pensar que ahora sucede, al menos por la curiosidad hacia el relato sertoriano que va en auge), la atmósfera se ha aclarado con el homenaje de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago a Bizén d'o Río, cuya trayectoria es tan admirable como su discreción. Ahora que se ha formado tanto revuelo por el cese del anterior director científico del Instituto de Estudios Altoaragoneses casi nueve meses después de las elecciones, cabe recordar que a Bizén, al que no se le conoce -al menos yo- militancia alguna-, fue desalojado de su despacho en un intervalo de entre cinco y diez minutos. Y esto sin entrar en otras cortapisas que se encontró en su ejercicio.
Y, sin embargo, Bizén d'O Río, que apenas ha admitido más distracción que la que le exige su maravillosa colección de perros de raza, nunca ha detenido un ápìce su pasión divulgadora que ha repartido durante décadas entre varios medios de comunicación, entre distintos libros, entre portales tecnológicos como este EL DIARIO DE HUESCA que se siente inmensamente orgulloso de contar con su erudición. Particularmente, he aprendido enormemente de sus personajes sertorianos, de la prensa en la provincia a lo largo de los siglos, de brujería y de genealogía, de etnología, de agricultura, de San Lorenzo y de historia en general. Pero mi principal gratitud, que invito a compartir con más reconocimientos (nadie ha contribuido como él al conocimiento de las fiestas laurentinas, y ya saben lo que eso debiera significar dorando el lecho del martirio de San Lorenzo -vaya, sin subterfugios, ¡la Parrilla, caramba!-) es por su extraordinaria bondad para compartir con quienes le han querido leer la grandeza de la historia y la personalidad de esta tierra.
La justicia, en el sentido en que la concebía Concepción Arenal ("a veces creemos que hemos sido generosos cuando simplemente hemos sido justos"), ha comenzado por el Camino. Pero el camino no se detiene y una ciudad (ya que la Comarca lo nombró Cronista Oficial) no puede vivir de espaldas a las personas que más le han entregado sin pedir nada a cambio. He dicho.