No es un fenómeno nuevo (ni afortunadamente, espero, extendido). Profesor sátiro abusa de su posición de poder en la relación con el alumnado para obtener favores de carácter sexual a cambio de mirar hacia otro lado y falsear las calificaciones. Es un proceso perverso en distintas direcciones. Se brutalizan los vínculos naturales de docente-estudiante, se vulnera la justicia y se penaliza la fluidez del proceso educativo.
Si, como es el caso que nos ocupa, concurre la nombradía y el poder político, el atropello acrecienta la desigualdad entre el presunto comitente y la segura víctima. Lo de la seducción del poder tiene unos límites y, salvo sugestiones alucinógenas, uno -por ejemplo este escribano- no aparece a los ojos de la chica o el chico como un Paul Newman, un Robert Redford, un Pierce Brosnan o, por acudir al elenco patrio, un Maxi Iglesias. Esto es, quizas la seducción no es tal y existen circunstancias apegadas a la poltrona que facilitan el artificioso flash.
Los casos de Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón han sacudido la visión profanamente beatífica de Podemos, Unidas Podemos, Más Madrid y todas las confluencias. No me parece justo generalizar ni explicitar que, aquellos tiempos del 15M que sacudieron España al grito de "Indignaos" (Stephane Hessel inspirador mediante), en realidad ocultaban a los ojos del exterior actos impúdicos en tenor mandril bajo la atmósfera de la tienda de campaña en plaza pública. No hay que dejarse vencer por la tentación del prejuicio que es origen de la injusticia.
Sin embargo, la plasmación política de aquellos movimientos ha traicionado a los biempensantes propios y ha tratado de engañar a los ingenuos ajenos con una impunidad absolutamente indecente en una escalada materialista de acumulación capitalista chaletera y mercadeo del poder para obtener favores de todo orden, ninguno mínimamente cercano a la ética.
Independientemente de la verdad judicial, que no siempre coincide con la verdad real, en el nuevo episodio concurre la acción individual denunciada de Monedero y antes de Errejón, pero además una tolerancia que pone en evidencia que los abusos son menos si los cometen "los míos". Que Monedero acudiera en septiembre de 2023, cuando ya había constancia de sus fechorías a las jóvenes, a una jornada titulada "Con Vosotras, Podemos", quita la coma al epígrafe y la mayúscula al nombre propio para asegurar que "Con vosotras podemos". Que tanto Unidas Podemos como la Universidad tuvieran conocimiento y eligieran la opacidad sobre la transparencia, les deja en un lugar que deslegitima para cualquier discurso moralizante. Mal negocio para Podemos, mala influencia universitaria. El protocolo del partido y el reglamento universitario son insuficientes o han sido abyectamente ignorados. Pero ocultar la presencia en las aulas, en los mítines y en las calles de presuntos depredadores sexuales resulta inadmisible y condenable. Ni una triste investigación, ni un lacónico expediente.
La incoherencia está matando el proyecto de denuncia de las castas, porque sus ideólogos han demostrado una querencia absolutamente procaz de los neocaciques del siglo XXI al abuso de poder y de posición, más allá de otros casos muy recientes con los que no hay comparación posible, porque en esta materia todo es propio de cerdos, cochinos, puercos y todas las connotaciones con las que estigmatizamos al pobre porcino que tantos servicios hace a la nutrición de la humanidad. Como dice un amigo mío, sabe más el loco en la casa propia que en la ajena, porque me cuidaré mucho de pedir a los movimientos del 8M que expresen su pureza de intenciones eliminando cualquier sesgo ideológico y condenando estas más que presumibles vulneraciones de la intimidad de las personas. Pero seguro que le están dando una pensada. Pienso.