En el barro y en el palacio

Uno de los grandes problemas de la comunicación es que hoy nadie baja al barro, salvo que éste se impregne de muertos, de incendios, de desastres

18 de Septiembre de 2022
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La vida es una elección perpetua. Ante un estímulo, el libre albedrío permite escoger entre un estado de ánimo acrítico y una reflexión que profundice en el elogio o en el vituperio. Recojo por wasap una loa por la información del récord de exportaciones de nuestra provincia. Me dice el amigo que da gusto encontrar una noticia positiva. Le replico, con un emoticono de risa, que preste más atención a EL DIARIO DE HUESCA. Y, con otro emoji con guiño, me responde que lo hace permanentemente, pero que esta le ha causado particular alegría en el marasmo de un panorama de los medios informativos que conducen a la desazón.

No tengo contestación. Me puede enronar en ejemplos. Cierto. Los medios se desenvuelven, dependiendo de sus líneas editoriales, entre el barro y los palacios. Los del barro son los opositores y los palaciegos los adláteres. Normalmente, hay una correspondencia directa con la publicidad institucional con unos u otros. El sistema es pérfido. se utilizan expresiones como "intercambio de cromos". Esto es, tú me "tratas bien" y yo te engordo las partidas en el "plan de medios". Y el que venga detrás, que arree. Sí, es perverso. Sí, es corrupto, en la acepción estricta. La realidad, por su nombre. Con dinero público. Tuyo y mío. Y eso exige escorzos cuando una noticia no es favorable a la causa o lo es. Tomen los datos del paro y constatarán que, si van mal, los contrarios resaltan el cataclismo y los propios buscan ese vericueto por el que lo negativo se eleva a categoría de esperanzados. Excusas de mal pagador. Tenía razón Kapuscinski cuando aseguraba que, cuando los economistas entraron en los medios, la verdad dejó de ser importante.

Uno de los grandes problemas de la comunicación es que hoy nadie baja al barro, salvo que éste se impregne de muertos, de incendios, de desastres naturales, de guerras. Las redacciones son escuetas y el espíritu está domeñado por espurios equipos directivos que sólo velan por la buena relación con grandes corporaciones nacionales, bajo el anglicismo de "branded content". Esto es, en estos casos el engaño de cuello blanco, el atraco al criterio de un lector maduro, de un ciudadano con capacidad de discernimiento. ¿Para qué dedicarse a analizar los datos de exportaciones, con las horas que cuesta? La importancia del barro. Antonio Machado sostenía que, con el barro de la tierra, puedes hacer una copa con la que beba tu hermano. Bajar al barro es gratificante, otra cuestión es embadurnarse groseramente. También en el barro -disculpen la iteración, pero me interesa el concepto- hay un componente de honradez intelectual: procesas las estadísticas y luego concluyes rectamente. Y, si hay que aplaudir, se aplaude. Y si hay que criticar, se critica. Es la esencia, pero la cobardía de los tiempos es una parálisis preventiva: ¿y si se me enfada fulanita o fulanito de tal o cual institución y me retira la publicidad?

Es innegociable. La verdad del escritor no coincide con la verdad de los que reparten el oro, proclamó en un artículo Camilo José Cela. Exacto. Ni la del periodista. Y, sin embargo, ha de permanecer incólume ante las omisiones o las presiones. Y continuar su camino. Dimensionando las noticias por su valor, sean positivas o negativas. Y, en caso de tener que dirimir, que piense cómo sirve mejor a su comunidad. Si con las que construyen o con las que se regodean en la destrucción. Aquí, en EL DIARIO DE HUESCA, laboramos un equipo humilde pero fiel a nuestro concepto de servicio a la sociedad. La que vemos pasar continuamente por el Coso Alto. La que nos llama permanentemente de la provincia multiplicando la llegada de nuestros modestos recursos gracias a los tentáculos de cientos de colaboradores que saben que este proyecto es suyo. No nos inmutan las intrigas palaciegas. En el barro, estamos divinamente. Y, al acabar la jornada, ducha. Es vivificante. Todo.

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