En el islote procesional

La humildad es la gran exigencia que hemos de aplicarnos los cristianos, imantados por el origen de todo: el Padre envió al Hijo a redimir los pecados de los hombres

11 de Abril de 2023
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Descansan los pasos, las escenas de la Pasión, los cofrades, los tambores y el resto de los instrumentos, la Archicofradía y todos los personajes que han procesionado. En Huesca, y en Barbastro, y en Jaca, y en Ayerbe y en Siétamo, y en Grañén y Sariñena y Robres, y en toda la geografía oscense. Cuando no hay contratiempos para el desarrollo del programa, todo es felicidad. Serena, sin alharacas. Ya es conocido el aforismo periodístico anglosajón: "No news, good news". Si no hay noticias, es en sí una buena noticia. Ha sido un páramo de sosiego en el plano climatológico este periodo.

La Semana Santa es un tiempo propicio para la reflexión. Como lo es una vez superado. Fuera ya del esfuerzo organizativo (enhorabuena a la Archicofradía), conviene analizar lo fundamental, que no es otra cuestión que el acompañamiento a Jesucristo a lo largo de toda la semana de Pasión y el final con dos acontecimientos nucleares en la vida de un cristiano: la Procesión del Santo Entierro y el Domingo de Resurrección.

Desde esta perspectiva, me permito apuntar algunas cuestiones que me parecen nucleares para que la de Huesca sea merecedora de la Fiesta de Interés Turístico Nacional (la de Barbastro ya la tiene virtuosamente otorgada):

1.- La Semana Santa 2023 ha sido extraordinariamente multitudinaria, y es un motivo para la satisfacción y para la esperanza.

2.- Las procesiones desde Domingo de Ramos hasta Jueves Santo han discurrido con una religiosidad importante, una relevante concurrencia y una notable capacidad organizativa de las respectivas cofradías.

3.- En algunas ciudades, como la capital vecina, a la del Viernes Santo se le denomina Procesión GENERAL del Santo Entierro. Quiere decir que el conjunto impera sobre la individualidad sin anularla, que la armonía debe superar toda consideración particular.

4.- La Procesión del Santo Entierro arrancó en Huesca con una participación popular fuera de lo común. Las calles estaban abarrotadas de fieles y de curiosos, en unas estampas que añadían emoción a la emoción intrínseca e íntima de la Muerte del Señor.

5.- La Procesión del Santo Entierro ha de estar impregnada de solemnidad. La solemnidad es fluidez, y la fluidez se pierde cuando se rompe la armonía procesional. Conforme avanzó, la unidad se descompuso, los parones se generalizaron y las calles, paulatinamente, fueron desertizándose por una duración cuyo exceso es injustificado.

6.- La prelación en la Procesión del Santo Entierro es clara. Todo se nuclea en torno al Cristo, a sus avatares dolorosos de los pasos, a su final Yacente. Quiere decir que la prioridad son los conjuntos escultóricos representativos de todo el proceso y, en torno a ellos, se gana en solemnidad y, si se quiere, vistosidad con las secciones de instrumentos, los costaleros y los portadores. El único imprescindible es ÉL y alrededor de ÉL gira todo el desfile, de principio a fin.

7.- Los parones que convirtieron a algunas cofradías (es nuestro caso, la de Santiago) en islotes procesionales no hacen sino afear el recorrido, desviar la atención, perder el interés de quienes participan desde las aceras. Y los cristianos no podemos desaprovechar la oportunidad de mantener la concentración de todos cuando conseguimos concitarla con la verdad trascendente. Para el lucimiento, hay otros predios.

8.- Con tranquilidad, sin reproches, con amplitud de miras y generosidad, estamos llamados a solucionar cualquier desajuste, pero no sólo por una catalogación nacional, sino porque la misión de la procesión exige poner el foco en lo fundamental, que es la vivencia espiritual a la que estamos todos invitados, en la que estamos todos concernidos.

9.- La Semana Santa 2023 ha constituido una demostración de la fuerza de la fe que demanda una justa correspondencia desde las instancias públicas. Si sirviera como moción institucional, es una enmienda a la totalidad de cualquier cicatería en un acontecimiento de la ciudad que congrega a miles de personas, llena los hoteles, desborda las terrazas y atiborra el conjunto de la hosteleria.

10.- Con estas y otras consideraciones, convendremos que el final de la Procesión del Santo Entierro, con la iglesia abarrotada, con un silencio de respeto sobrecogedor, y la del Resucitado constatan que la Semana Santa de Huesca sólo tiene una senda posible: la mejora permanente, como ha sucedido, como ha de ser, porque el objetivo es único y a él nos debemos todos. La humildad es la gran exigencia que hemos de aplicarnos los cristianos, imantados por el origen de todo: el Padre envió al Hijo a redimir los pecados de los hombres aun a costa de su sufrimiento humano y extremo. Él, que es Dios y bajó a este valle de lágrimas.

Un tiempo para la reflexión.

 

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