Una enorme decisión

La parrilla de oro para Javier Brun y Luis Lles sella con un hermoso broche la eternidad de una ciudad cultural

15 de Julio de 2023
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Javier García Antón: Grañén y tantos "grañenes" desamparados
Javier García Antón: Grañén y tantos "grañenes" desamparados

A veces damos el nombre de favor a la justicia, y creemos que hemos sido generosos cuando simplemente hemos sido justos. Esta máxima de Concepción Arenal me acompaña fielmente desde hace unas cuantas décadas, desde que la leí y entendí que disocia la magnitud de cualquier reconocimiento, porque en materia de agasajos también hay categorías: desde los interesados a los desprendidos, de los convencidos a los convenientes, de los intencionados a los ingenuos.

Estaba tomando unos vinos con hermanos y amigos en mi pueblo, Lodosa, cuando recibí la notificación: Javier Brun y Luis Lles, parrilla de oro de San Lorenzo 2023. Mi contestación a las dos comunicaciones fue idéntica: enorme decisión. A veces, dos palabras adquieren múltiples sentidos. Nuestro lenguaje es muy polisémico. Para que una decisión sea enorme, no es preciso que sea pomposa. Puede serlo, incluso, en su sencillez, que también puede ser sublime. Serlo en su justicia, que en el caso es indiscutible. Serlo en su conveniencia, que siempre es conveniente lo que es bueno. Serlo en su consecuencia, por lo que representa de ejemplo. Serlo en su oportunidad, que es moldeable según nuestro prisma temporal. Serlo en su rigor.

Aquí vamos. Al rigor. Aunque en algunas ediciones se haya olvidado, la Parrilla de Oro fue instituida con el objetivo de reconocer el valioso trabajo voluntario por las fiestas de Huesca, y lo fue antes de que fueran declaradas de Interés Turístico Nacional en tiempos de Juan Antonio Hernández (también en esto hay que ser justo). Yo, que he tenido la fortuna y responsabilidad de escribir un libro de los 50 años de San Lorenzo desde que Emilio Miravé engendrara el actual modelo (la memoria democrática no sólo debe atenerse rígidamente al contexto sino también a las obras), sostengo que nos vendría muy bien un ciclo de charlas e incluso publicaciones para entender nuestra semana más gloriosa del año. Y ahí, en ese universo maravilloso de personajes y hechos, la distinción ayer asignada tiene clara su naturaleza: ni empresas, ni organizaciones, ni personas que obtienen lucro de su trabajo laurentino, siendo éste no sólo legítimo, sino también meritorio (el beneficio). Pero para lo que es la Parrilla es para lo que es.

Tengo para mí que quizás hubiera sido más bonito que esta parrilla que lucirá con orgullo Begoña habría sido más idónea en vida de Javier. Carmen Martín Gaite escribió que también las indecisiones se toman, también dejar de hacer es una forma de hacer. Pero ahora, 2023, el 29 de julio (no entro en el acierto o no de sacarlo de su marco primigenio del 9 de agosto, aunque a mí no me gusta, pero ya son dos equipos de gobierno que piensan lo mismo y quizás no sea lo sustantivo), es ideal para galardonar a Javier y Luis.

El 29, en el Museo de Huesca (donde está el alma de la ciudad sertoriana, que es tanto como el alma de nuestra cultura de hoy), acudiremos a elevar los aplausos hasta el cielo y a arraigarlos en la tierra. Luis y Javier, más allá de un dúo muy dinámico, han instaurado una metodología que trasciende la organización cultural para centrarse en el desempeño vital: la discreción y la humildad como fórmula para el éxito... de los demás. No les han faltado oportunidades para presumir, director el uno que fue del Centro de Arte Dramático de Aragón, regentes ambos de grandes certámenes de éxito como la Feria de Teatro y Danza, Periferias o Pirineos Sur, por citar sólo una trinidad entre su gran catálogo. Reputados y reconocidos nacional e internacionalmente. Han dejado un modelo de cultura reconocible y aplaudido, con el difícil reto de mantenerlo y, si se puede, mejorarlo.

Y, sin embargo, cuando había que presentar, cuando había que presumir, cuando había que fardar de balance, daban un paso atrás, se sumergian entre el público, discretos, con la mirada que comunicaba el deber cumplido, y sólo el brillo de sus ojos delataba que, efectivamente, como en el Héroe de Il Divo, la vida les dice "lo has hecho bien". Y, en correspondencia, justa que no generosa, la ciudad les eleva a la consideración de los más grandes que esta pequeña urbe heroica y leal ha dado... se nazca donde se nazca (¡qué vamos a decir tú y yo, Javier!). Felicidades, amigos.

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