Releer la historia abre un mundo de oportunidades, empezando por una fundamental que hoy se halla en declive: conocer, saber y adquirir herramientas para interpretar la realidad. Algo tan fundamental, tan nuclear, por más que el relativismo moral e intelectual de estos tiempos lo envíe al baúl de lo inútil en el que tantas maravillas detectaba y explicaba Nuccio Ordine. Nos encontramos, año 2025, en medio de una versión de La España Invertebrada, el ensayo de José Ortega y Gasset que sobrecogió a las capas lectoras de la sociedad de 1921 por la clarividencia del análisis y las consecuencias pasmosas que acabaron cumpliéndose.
En el estrato más superficial, a su entender, se encontraban los errores y abusos políticos, los defectos de las formas de gobierno e incluso el fanatismo religioso. No es el que más analiza el pensador al no otorgarle demasiada importancia en la que llamaba patología nacional. Eran tiempos en los que el intervencionismo del Estado no se hallaba a los niveles nacionales, y simplemente nombrar las figuras de Eduardo Dato, Antonio Maura, Allende-Salazar, García Prieto o el Conde de Romanones empequeñece las que pululan hoy por las esferas patrias del poder. Diminutas en intelecto.
Uno segundo, inquietante para Ortega y Gasset, es el fenómeno del "particularismo" tanto político con los movimientos separatistas catalán y vasco como social por la especialización de las profesiones. La esencia de esta realidad es que cada grupo deja de sentirse como parte del total. Y una lectura clarificadora: "Cuando una sociedad se consume víctima del particularismo, puede siempre afirmarse que el primero en mostrarse particularista fue precisamente el Poder central". Blanco y en botella, un repaso por la actualidad.
Ensayo dentro de su ensayo, la segunda parte de la obra se titula "La ausencia de los mejores", que encierra un estigma que brota del "alma" nacional: el odio a los mejores que, por motivos de contextualización histórica, también denomina "aristofobia". Cien años después, ese odio a la casta que procuró el crecimiento de los partidos que brotaron del 15-M se ha expandido, como en 1921, tanto dentro de la alta burguesía como de las organizaciones obreras, de los partidos políticos y del entramado que compone la mesa de la toma de decisiones que afectan a empresarios, emprendedores, autónomos y trabajadores cada vez más empobrecidos por salarios menos dignos e inflación de la cesta de la compra. Concluía Ortega y Gasset: "La rebelión sentimental de las masas, el odio a los mejores, la escasez de estos: he ahí la razón verdadera del gran fracaso hispánico".
Quizás en este 2025 la idea de "forjar un nuevo tipo de hombre español" esté lejos del alcance de este país, en primer lugar por el índice de lectura incluso en las clases más pudientes y la feble educación en la que lo de menos es la calidad del profesorado al concurrir factores sociológicos inhabilitantes, y sólo un nuevo renacimiento en el que las letras impidan que la Inteligencia Artificial sea más que un instrumento de socorro de la natural puede propiciar el milagro. Una reacción elevada desde la ética, sus valores y el esfuerzo.
De momento, este 3 de noviembre ha dimitido el presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, por mentiroso y estúpido. Ni en una ni en otra vulneración moral, por supuesto dignas de cese, es el único en un país en el que el cambio de opinión (eufemismo bajo el que se esconde la traición a la palabra dada, esto es, la mentira y la falsedad) justifica ante la vista acrítica de los conmilitones el dolo en el engaño. Este 3 de noviembre, se sienta en el banquillo el Fiscal General del Estado, que más allá de tecnicismos judiciales borró todo el contenido de su Whatsapp lo que le sitúa en la sospecha rayana con la evidencia de ocultación. Este 3 de noviembre, el juez Puente ha abierto el procedimiento contra Àbalos, Koldo y Aldama por un presunto fraude en la compraventa de mascarillas con comisiones presumiblemente gruesas. Este 3 de noviembre, el hermano del presidente del Gobierno está en fase judicial y la mujer del presidente, como mínimo, ha convertido la Moncloa en un world trade center, que no sabemos si tendrá recorrido judicial pero éticamente es horrible.
Este 3 de noviembre, Bildu, que no es sino una proyección de las organizaciones que fueron brazo político de ETA, toma decisiones fundamentales para todos los españoles con su "particularismo" que diría Ortega y Gasset. Un prófugo de la Justicia pone en jaque desde Waterloo al gobierno del que ha sido sostén a cambio de concesiones económicas y una aberrante amnistía que también concede el privilegio de la amnistía a unos delincuentes -condenados- que quisieron -y quieren- romper el Estado.
Este 3 de noviembre, en el colmo de la identificación de 1921, el primero en convertirse en particularista, por un simple afán de supervivencia y una absoluta y absolutista renuncia moral, es el poder central que, entre la justicia y el desacato, elige el desacato; entre la razón y el latrocinio, escoge al que exhibe en su salón museístico obras que no son de su propiedad como ha acreditado un juzgado. Sijena es el paradigma: el separatismo que proclama que es suyo todo lo suyo y lo que se apropió de los demás, un ministro -Urtasun- que obra en sus decisiones con la parte de su origen y con la urgencia de mantener el chiringuito, y una región, Aragón, que asiste absorta al alineamiento del ejecutivo central con las comunidades ricas en recursos y caudalosas en votos. En lo único que son pobres, miserables, es en ética. La España Invertebrada sobre la que afloran las dudas de su remedio.