Haciendo un "donde dije digo" hace apenas unos meses, en un arabesco lateral digno de mejores causas, ahora va a venir a resultar que en nombre de España hay que dar la amnistía a quienes quisieron romper España, que siguen queriendo romper España y que no están dispuestos a reconocer la autoridad de España como país.
España es un Estado de Derecho y, por tanto, debiera preconizar como bien supremo el cumplimiento de la ley. Resulta evidente que el 1 de octubre de 2017, como coincidieron en significar los dos primeros partidos de esta nación, se quebrantó la legalidad y, conscecuentemente, por el propio principio de la responsabilidad, los tribunales decidieron sancionar como correspondía a los comitentes de diferentes delitos. Esa era, hasta ayer, una verdad apodíctica, incontrovertible, un muro inexpugnable que no admitía atajos ni rodeos.
Más allá de detenernos en cuestiones semánticas cuya importancia es indudable pero podemos convenir en que han de ser sustanciadas en sede judicial, lo que ahora pretende hacer el presidente del gobierno, más allá de un auténtico fraude respecto a sus promesas electorales de hace cuatro días como quien dice y un moldeamiento de la ley a su conveniencia, incluso más allá de la coherencia que habría que demandar a un gobernante, es una devaluación total del Estado de Derecho y, por extensión, algo más preocupante: las asonadas, desde ya, pasan a ser no sólo un aceptable planteamiento en su violencia sino una expresión que sale gratuita. Al nivel de los servicios públicos. Así que nadie se preocupe por cometer alguna algarada. Más pronto que tarde, podrá esgrimir jurisprudencia y ley.
Dentro de la gravedad intrínseca de este giro drástico y arbitrario de unos acontecimientos que hicieron incluso intervenir al Jefe del Estado para evitar una fractura de un Estado de varias centurias de historia en común, la derivada que todavía será más dolorosa será el contagio hacia otros lares donde el hombre de paz Otegi demandará medidas de gracia para sus correligionarios de las cárceles. Prepárense porque la amnistía de este país se va a generalizar para incentivar a los enemigos de este país. Al loro.