La ley de Pareto y Pamplona

29 de Diciembre de 2023
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No invocábamos a Vilfredo Federico Pareto ni su afamado principio, pero allá por los años ochenta en Pamplona y en Navarra nos ateníamos a la confianza de que la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución Española no llegaría jamás a buen puerto. Bien es cierto que, para evitar cualquier contingencia, se establecía cuatro años después la Ley de Amejoramiento del Fuero, que aseguraba la continuidad histórica del régimen foral como solución autonómica singular del pueblo navarro. Un apósito frente a aquella cagada -lo digo yo- histórica de los padres de la Carta Magna que transigieron hasta más allá de lo razonable por contentar a los crecientemente influyentes nacionalistas vascos mal llamados moderados.

La alusión a Pareto, aunque no tuviéramos consciencia, obedece al principio de que el 80 % de los resultados de una organización proceden del 20 % de las causas. Este último porcentaje es el que, mientras hubo responsabilidad en aquel Partido Socialista de Navarra que se desprendió del de Euskadi con Gabriel Urralburu como afortunado artífice para evitar el riesgo de la citada disposición, constituía un techo de los partidos vasquistas, siempre -curioso- en la comunidad foral con mayor abertzalismo medio que en las provincias vascongadas (más peneuvistas). Elección tras elección, no pasaban del 20 % y se tenía por bien dado, a pesar de que la irrupción de instrumentos de adoctrinamiento como las ikastolas, propiciadas por el buenismo rampante y fatal, poco a poco iba haciendo mella en las proporciones.

Pues bien, esta semana, el Partido Socialista ha utilizado su escueto 15,6 % de sufragios populares (su declive es demoledor) al servicio del hacha y la serpiente, de tal manera que una cierta corrección de Pareto ha permitido a los bildutarras con un 27 % colocar a ese personaje infame que es Asirón en la presidencia de la Alcaldía de Pamplona. Desnortados como están los liderados por ese lince que es Cerdán (de Milagro, significativamente) y esa obviamente incapaz María Chivite (ha perdido por goleada en su pueblo, Cintruénigo, donde le conocen mejor, con un 55 % de votos de UPN y PP), han cometido un error histórico de consecuencias incalculables para la integridad de la identidad foral de Navarra y del respeto a la historia. Seguramente, celebrarán este final de año con cava de Junts y txacolí de Asirón, pero en la resaca, sin que ellos lo sepan, encontrarán una alucinación por el daño que han procurado a los navarros, a la democracia y al Estado de Derecho. Y, en ese momento, descubrirán cómo las fauces bildutarras destruyen sus exhaustas resistencias.

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