Nunca es tarde...

14 de Octubre de 2023
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...si la dicha llega. Aclaración primera: así es el aforismo originario, porque la dicha es en sí misma buena en cuanto a sinónimo de felicidad. Así que, si usan el refrán de nunca es tarde si la dicha es buena, sepan que están incurriendo en reiteración, por más que la academia lo consienta por el uso abusivo del error.

Esta mañana he llegado a esta conclusión al leer que el PSOE de Huesca pide a Lorena Orduna que alce la voz para evitar las querencias centralistas de Jorge Azcón. En realidad, la alcaldesa ha dicho por activa y por pasiva que va a ser exigente con el inquilino del Pignatelli, lo cual es intrínsecamente adecuado. Quizás, terminológicamente, en lugar de alzar la voz es mejor que eleve argumentos. El discurso de Silvia Salazar es paralelo al del Partido Popular en las dos últimas legislaturas, aun con distintos protagonistas. Los populares acusaban a Lambán de tendencias centrípetas y a Luis Felipe de mansedumbre ante el ejeano. Lo que no estoy seguro, habría que tirar de la hemeroteca, es de si el PP se lanzó a este discurso cuando apenas habían transcurrido dos meses desde la constitución del Gobierno regional.

Pero es cierto. Huesca ha de ser más exigente... y también más proactiva. Recuerdo al entrañable Santiago Lanzuela cuando me decía que tenía en su despacho en el Pignatelli a Manolo Blasco -hoy consejero, entonces alcalde turolense- todas las semanas en actitud reivindicativa y, por contra, hubo de decidir él el destino de 200 millones de pesetas de una especie de deuda histórica para que lo gestionara el gobierno municipal oscense de sus propias siglas.

Quizás uno de los problemas de nuestra capital es que ha pecado de laconismo, de conformismo, de apatía. Sí, está en la inercia que ha edificado esa condición como si fuera un valor, cuando es un terrible defecto, sobre todo si queremos dibujar el escenario para geneaciones futuras. Y por ello derivamos en evasión de talento y en incapacidad de atracción de inversiones. Porque, además, cuando llegan, hacemos tantas reverencias al Pignatelli que acaba convencido el presidente de rigor de que ha obrado por encima de su cumplimiento del deber. Sobresaliente. Y ahí me llega esa máxima de Concepción Arenal de que a veces damos el nombre de favor a la justicia y creemos que hemos sido justos cuando, simplemente, hemos sido rigurosos.

De tal naturaleza abreva, se acomoda y sestea la práctica totalidad del tejido asociativo oscense en torno al poder, da igual su representatividad, siempre haciendo de palmeros de los gobernantes. Entiendo que al principio debió ser con cierto rubor. Hoy sin despeinarse, el peloteo a los gobiernos desde distintas instancias es tan connatural a las organizaciones con las que firman convenios que se desenvuelve con la fluidez que merecería, mejor, la exigencia y el criterio en defensa del territorio. No es así.

En las últimas décadas, tenemos pruebas a puñados, desde aquella sangría de empresas admirables y empleos a primeros de los noventa. No, Huesca no avanza en materia de progreso socioeconómico, a pesar de su capitalidad cultural, social, gastronómica y otrora deportiva (ésta hoy evidentemente perdida). Su caminar es pesaroso, abúlico, apesadumbrado, con la cabeza abajo si acaso presumiendo que hay un horizonte que, asumimos, no es esperanzador. Y, sin embargo, por sus calles, y en la diáspora, las neuronas revolotean exuberantes por encima de la dejadez reinante. Esto es, hay esperanza, pero hay que levantar la cabeza.

Siempre es tiempo de reaccionar. Olvidemos que Huesca ha sido el patito feo, por ejemplo, en el reparto de funciones de Amazon Web Services en Aragón y que los hoy reivindicativos callaron en el momento de ocupar la mitad prácticamente del suelo destinado a logística en Huesca, mientras se repetían los anuncios (¿centralistas o no?) de dotaciones de la compañía de Jeff Bezos para Zaragoza. O que Becton Dickinson se ha expandido con suelo de la capital aragonesa. O que Guisona generará un imperio en Épila, zona indiscutiblemente deprimida -ironía modo on- mientras presumimos de políticas de apoyo al medio rural (falsarias)... Los ejemplos son copiosos. Quizás la succión del centro de Aragón, el gran problema para la comunidad al no reconvertirlo en motor de desarrollo global, no tenga que ver con gobernantes o con personas concretas. Es una ley de la física geopolítica y geoeconómica. Y, por tanto, se precisa una concepción estratégica para reorientarla.

Está muy bien subir la voz, y que lo hagan el gobierno y la oposición municipal. Al unísono en la medida de lo posible. Para que se tenga en cuenta. Para que la escuche el presidente, que tiene ante sí el reto cumplir su compromiso con un campus biosanitario tecnológico que tendría carácter transformador. Para que la nueva dirigente de Walqa, Mar Vaquero, saque del pozo de la pérdida de pulso al parque tecnológico. No es tiempo de palabras, porque presumir de lo que tenemos y lo que podemos no conduce sino al autoengaño, sino de acción. Y de concitar la presencia y la voluntad de todos (de Zaragoza, pero también de Madrid), sin hacernos trampas. Para que, cuando avance la legislatura, el argumentario se mueva por otros derroteros. Es un poco pronto para extraer conclusiones, pero nunca es tarde para que la dicha del acuerdo político en Huesca comience a varear los frutos del árbol institucional.

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