Pedro Sánchez Bululú y la "política limpia" de Santos Cerdán

El presidente convence a los suyos de que, sin asumir ni una sola responsabilidad en el reparto (Begoña, David, Ábalos, Koldo, Cerdán, Tito Berni, Aldama...), las ha afrontado todas

12 de Junio de 2025
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Santos Cerdán ha llegado tan alto como nunca pudo imaginar desde su atalaya de mediocridad y ha caído tan bajo por su indiscutible bajeza moral desnudada por la eficacia y el servicio a España de la Guardia Civil, que por algo estaba siendo objeto de una campaña infame de descrédito por ministros y miembros del PSOE. De no mediar la rotundidad del informe de la UCO (395 se recoge el nombre de Cerdán en un informe de quinientos folios), en la próxima comparecencia del presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados, el secretario de Organización del PSOE seguiría dos escaños detrás haciendo sus muescas en mímica sincronizada con María Jesús Montero. No cabe duda alguna. Lo supiera o no lo supiera el "puto amo".

El político navarro es la expresión más inquietante de la capacidad de tipos indignos de hacerse hueco en las decisiones que marcan la vida de los españoles. Ahora ya sabemos que, supuestamente -la presunción de inocencia es derecho constitucional-, Cerdán ha trincado y ha repartido dinero nuestro -sí, de usted, querido lector, y mío- entre sus amigotes. Si el Papa Francisco decía que cuando tiras comida a la basura estás robando en la mesa de los pobres, cuando diriges mordidas de caudales públicos estás atracando a los españoles. Pero ya antes conocimos su catadura moral con la falta de escrúpulos para trocear este país y entregarlo a un ultraderechista y un antiespañol abominable como es Puigdemont.

Cuando, presuntamente, ya había cometido las tropelías y latrocinios ahora revelados, Santos Cerdán estuvo en Huesca el 26 de abril bendiciendo, como un purpurado de lo laico, al reelegido secretario general del PSOE altoaragonés, Fernando Sabés. En su discurso, el tiburón navarro atribuyó a su partido "la política limpia", porque "existimos para defender la justicia e igualdad social, y la igualdad de oportunidades desde la política, a través de la herramienta más poderosa que existe para mejorar la vida de las personas... No se puede explicar la historia de España sin nuestro protagonismo". Hizo mal la candidata Pilar Alegría en ofrecer a Cerdán Aragón y Huesca: "Siempre serán tu casa". Gracias a la UCO, no le ha dado tiempo a venderla. Y, de paso, aquella eufórica exhibición -propia del momento- queda en un esperpento por la infamia del personaje.

Si en algo tenía razón Cerdán es que no se puede explicar la historia de España sin su compromiso... con Koldo, con Ábalos, con Aldama y con toda la patulea de corruptos que en estos momentos inundan la atmósfera de gobernanza de nuestro país con un hedor insoportable.

Por eso se tiene que multiplicar un Pedro Sánchez que Luis Casáus podría captar para un Bululú, incluso para la Celestina. El presidente del Gobierno, y secretario general del PSOE, está interpretando una cantidad de papeles extraordinaria en estos años. No en vano, en la Tragicomedia de Calisto y Melibea pululan la corrupción, el amor cortés (¡ay, aquellos cinco días de devaneos entre el cortejo al poder y el sometimiento a Begoña!) y la feroz lucha entre opuestos: los buenos contra la fachosfera, los sufridos investigados contra "el lawfare", las verdades apodícticas frente a los bulos, los corruptos de enfrente ante los decepcionantes propios...

Tiene motivos para aparecer contrito y compungido, defraudado por Cerdán cuyas habilidades impedían el rastro de sus delitos, sonriente en el 40 aniversario de la adhesión a la Unión Europea. Multitud de personajes en uno. Quizás confuso porque ha comparecido en el partido a pesar de que las perras que han sustraído estos desalmados son de todos. Un Bululú. Roberto Nistal, tiembla. O "aprieta" a Sánchez, enjuto de carnes como es y no tal eran los orondos espectadores del corral de comedias, o el presidente completa una obra magistral en la confusión entre el bien y el mal, entre lo evidente y lo ficticio, entre lo creíble y lo imposible. Y hasta convence a los suyos de que, sin asumir ni una sola responsabilidad en el reparto (Begoña, David, Ábalos, Koldo, Cerdán, Tito Berni, Aldama...), las ha afrontado todas.

Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

(Santa Teresa susurra al afligido Pedro)

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