Periodistas de salón, periodistas de secta

21 de Febrero de 2024
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Todo queda superado, desfasado. Kapuscinski sobrevive a duras penas. Incluso agonizan algunas de sus otrora apodícticas verdades. Ya no es exacta su máxima de que cuando se descubrió que la información era un negocio la verdad dejó de ser importante. El negocio es hoy para las grandes tecnológicas multinacionales, mientras el resto hiberna sin certeza de que, al despertar, tengan vida. Pero en este universo cambiante, y no necesariamente para bien, algunas de las doctrinas del polaco debieran ser un faro: si entre las muchas verdades eliges una sola y la persigues ciegamente, ella se convertirá en falsedad y tú en un fanático.

Perdida ya la esperanza de responder a la vocación del periodismo en la trinidad de información, formación y entretenimiento, apenas queda la vacuidad e intrascendencia de una industria con los peores directivos de la economía española. Castizamente, "unos mataos" que entregaron con armas y bagajes sus escasas posibilidades de vida a Google y compañía. Gentes altivas, engominadas, endogámicas (cualquier día se enlazarán y las consecuencias serán como las de las viejas monarquías con descendendencias de auténticos botarates), incapaces de alentar nada positivo. Por supuesto, ni soñar con ofrecer otro servicio que no sea la recaudación a instituciones y otros poderes debilitados por un temor injustificado. ¡Ay, las audiencias, que han de ser enmascaradas para mantener la influencia sobre la base de la mentira!

(Casi) todo está podrido. Las buenas personas, condición que Kapuscinski elevaba a la máxima exigencia para ser un periodista brillante, son zaheridas, machacadas. Acaba de suceder con Raquel Fuertes, humanidad excepcional, profesionalidad brillante, que ha sucumbido en el universo del periodismo de secta. De quienes eligen sólo una verdad que es falsedad. El cosmos en el que se pretende que todo el mundo piense monolíticamente y, consecuentemente, nadie piense con criterio propio, con libertad. Hubiera sido -y espero que los tribunales, que son en esta España más de pandereta que nunca la esperanza única- una gran directora general de la televisión y la radio aragonesas, pero turbios despachos ministeriales han forzado una interpretación para negar a Aragón y a los aragoneses una magnífica profesional al frente de la corporación. Una persona que, porque vive para servir, sirve para vivir.

Entiendo que, desperdiciada la oportunidad que tuvieron hace un par de años de tomar la temperatura de la profesión con los cinco jinetes despedidos del diario o los que se cuentan con los dedos de varias manos de la radio otrora con nombre de Huesca, el Congreso de Periodismo Digital de Huesca llamará como testimonio a Raquel para que explique cuál es la realidad de esta profesión en manos de caprichos, veleidades y arbitrariedades. Quizás no estaría mal que la Asociación de Periodistas, insuficiente en su defensa de la profesión -la razón de mi baja hace ya un par de años- y de los profesionales, sometida a las tentaciones de manejarse entre las modalidades de periodistas de salón y periodistas de secta, emprendiera ahora con la relativamente remozada junta un camino con su acontecimiento de relumbrón anual para analizar de verdad la situación del periodismo. Es probable que, entre el elenco de los fijos continuos encabezados por Ignacio Escolar y algunos otros inamovibles, cupiera alguno de los desheredados de la tierra. Los tocados frente a los intocables.

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