1.442. Se les llena la boca. Es una inercia. Me recuerda mucho a Kapuscinski y esa terrible aseveración: cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante. El sello RSA es un posado. 1.442, ¡guau! Impresionante. Récord. Y el año próximo, pasaremos la barrera de los 1.500 vivimos de la estadística vacua, de salto en salto de hitos intrascendentes. 1.442. Brutal. Es la conciencia de las empresas. Primero, si puede ser, muchos de esos presentes en la Gala. La nomenclatura mola: gala. Una ganga.
Responsabilidad Social de Aragón. Rellenar una memoria, un par de horitas de literatura superflua y ¡voilá! A la foto. Y luego a enviarla a los medios de comunicación. Titulares: la empresa tal, la organización cual, demuestra su compromiso con la RSA. Una hora, dos. Luego, un año menos dos horas para manejarse al libre albedrío, en ocasiones contraviniendo los tres principios de la RSE, en otras pasando de todo. Por acción o por omisión. Quizás cero transparencia, contaminación, ceguera hacia la sociedad.
Llevo años predicando en el desierto. Ante responsables institucionales, consejeras y autoridades varias. Ante empresas, ante organizaciones. Intentando hacer pedagogía porque sin esfuerzo, sin apuesta real, nada sirve. Esta mañana lo he explicitado en Valentia. Soy más de la complejidad de la que rodea sus decisiones Bill Gates que de la idea de la facilidad como meta.
La jornada de accesibilidad en el entorno laboral demandaba más representación empresarial que de otros colectivos, porque a las compañías van dirigidos los mensajes. Mucha pedagogía, cero postureo. Y, sin embargo, cuando he preguntado cuántos empresarios había en la sala, Ignacio Almudévar se ha quedado más solo que la una. La verdad denuncia las vergüenzas. No cabe pretexto alguno, especialmente de aquellas abundantes en personal. Si no va el number one, el two o el three. Una cuestión es predicar y otra dar trigo. Por eso hay que romper el sello RSA. Derogarlo. Y sustituirlo por otro de tal músculo que exija a sus aspirantes demostrar el movimiento andando. Hay mucho farsante en su entorno. De vanidades está llena la hoguera. Que arda también en su fuego el identificativo. Porque está desprovisto de virtud y de las lecciones de la diversidad.