¿Qué parte de la palabra NO no has entendido?

19 de Noviembre de 2023
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Era el flamante Centro de Exposiciones de Barbastro recién estrenado, con el alcalde Antonio Cosculluela en presidencia. Diáspora Altoaragonesa, aquel magnífico invento de debate (ninguno después se le ha acercado ni de lejos en bondad de conceptos y desinterés para el servicio) concebido por Ruspi, Pepe y un servidor. La protagonista era Guayente Sanmartín, hoy General Manager, Global Head of Commercial Systems & Displays Solutions de HP, entonces ya en la multinacional en cargo imponente. La de Anciles, que había pronunciado una imponente conferencia, atendió solícita todas las preguntas salvo una, la que le pedía información de los inminentes lanzamientos de HP. Respondió que, obviamente, no podía por el secreto que debe a la compañía. Ante la insistencia del curioso, espetó en tono cortante: ¿Qué parte de la palabra NO no ha entendido? Risas y cuestión zanjada.

Me vino esta anécdota esta semana cuando recibí un video sobre la propuesta del Grupo Popular en la Diputación de Huesca de rechazo a la formulación de Quim Torra de una Cataluña hasta el Cinca, esto es, que absorbiera la parte oriental de nuestra provincia. Se puede aducir que Quim Torra hoy no es nada, pero es un ex con nombradía -y con pensión vitalicia- pese a su inhabilitación y con predicamento en los sectores independentistas de Cataluña. Negarlo es una necedad. Minusvalorarlo, una temeridad.

Mi sorpresa, mi desconcierto, se produjo cuando un alcalde al que tengo en estima tanto por lo personal por la consideración de su capacidad inquiría si el Grupo Socialista tenía que votar, a lo que el presidente Claver le replicaba que, obviamente, había de ser sí, no o abstención. La abstinencia de emitir una de las tres opciones, naturalmente, no es una alternativa. Va en el sueldo, va en la responsabilidad y va en la coherencia. ¿Qué parte de NO no han entendido? Al final, efectivamente, hubo trece votos a favor y doce en el limbo.

Tal dejación es incompatible con la seriedad institucional y el respeto al mandato emanado de las urnas. Me hubiera parecido razonable que, en la exposición de motivos de su sí, de su no o de su abstención, hubieran criticado abiertamente la puesta sobre el tapete de la tal cuestión con los argumentos que estimaran oportunos en defensa de su total legitimidad y de la libertad de expresión. Pero no que dejen en el éter de la obstinación y la obediencia ciega a los criterios que emanan de la investidura del presidente del gobierno algo tan serio como el pronunciamiento del exinquilino del Palau de la Generalitat. No existe la opción de birlar a la ciudadanía las posturas de un partido ni de perder la ocasión de oponerse a la salvaje pretensión anexionista que, más pronto que tarde, volverá a brotar. Y habrá que volver a pronunciarse. Esto va en el salario, señores diputados. Aquí, también, habrá qué preguntar qué parte de NO se escapa, por intención o por incapacidad, de su conocimiento. Sostenella y no enmendalla es tan indigno como traicionar a la propia conciencia.

 

 

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