Las reflexiones del Rey, con 8 basta

26 de Diciembre de 2023
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Convivencia, consensos sobre los principios compartidos, Constitución como valor democrático y garantía, la Carta Magna sin la que no hay una España en paz y libertad, la unidad a través de vínculos y solidaridad entre las comunidades, cumplimiento de las obligaciones y deberes, consciencia del gran país que tenemos (aquí la cita de Von Bismarck debiera ser de memorización obligaqtoria) y un legado a los jóvenes de cohesión, entendimiento y convicciones cívicas y morales.

He tomado prestado de medios nacionales ocho expresiones del Rey Felipe VI en su discurso de Navidad y ciertamente no encuentro ni un sólo resquicio para la crítica acerba de las izquierdas y de los separatismos, ni siquiera un lugar a través del que penetrar la aceptación lánguida desde el melindroso PSOE de hoy (no sería justo que dijera socialismo porque las diferencias con el pragmatismo sanchista son muy evidentes). Cuando los independentistas catalanes acusan al monarca de un "tufillo" a discurso pos 1-O (en concreto cuando hubo de salir a la palestra para garantizar todos estos valores en 2017), están ratificando tanto la coherencia del Jefe del Estado como la suya propia destructiva. Y eso, francamente, es inquietante. Les invito, como toda providencia, a leer estas ocho citas (como la serie protagonizada por Dick Van Patten, con ocho basta), y luego piensen si admiten crítica feroz. Para reflexionar:

"No podemos olvidar que uno de nuestros grandes activos en democracia es, precisamente, esa convivencia basada en sentimientos compartidos y en la búsqueda común del bienestar y la prosperidad de todos".

"La democracia también requiere unos consensos básicos y amplios sobre los principios que hemos compartido y que nos unen desde hace varias generaciones".

"Quiero reivindicar la Constitución no solo como valor democrático de presente y de futuro, sino también como instrumento y garantía imprescindible para que la vida de los españoles pueda seguir discurriendo con confianza, con estabilidad, con certidumbre".

"Fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles; no hay libertades sino imposición; no hay ley, sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad".

"La razón última de nuestros éxitos y progresos en la historia reciente ha sido precisamente la unidad de nuestro país, basada en nuestros valores democráticos y en la cohesión, en los vínculos sólidos del Estado con nuestras Comunidades Autónomas y en la solidaridad entre todas ellas".

"Cada institución, comenzando por el Rey, debe situarse en el lugar que constitucionalmente le corresponde, ejercer las funciones que le estén atribuidas y cumplir con las obligaciones y deberes que la Constitución le señala".

"Deberíamos tomar mayor conciencia del gran país que tenemos, para así sentirlo más y cuidarlo entre todos".

"Garantizar a las jóvenes generaciones el legado de una España unida, cohesionada, con voluntad de entendimiento, y sólida en sus convicciones democráticas, cívicas y morales".

Un país que no concibe estas verdades como apodícticas, incontestables, empieza a resquebrajar su tejado ético. Y ahí ya hasta la separación de poderes queda en entredicho, y con ella la democracia. Si alguien piensa que es mejor contentar a los enemigos de la democracia y de este gran país de siglos de convivencia, que levante la mano, pero sin disimulos ni trampantojos.

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