El respetable respetable

08 de Enero de 2024
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En las dos acepciones, suman las aficiones la condición de dignas de respeto y de públicos de teatro u otros espectáculos, pongamos por ejemplo el fútbol. Y lo es en sentido estricto siempre que su comportamiento se desenvuelva por los caminos de la civilidad. Es respetable el respetable y la disparidad de sus conductas ha de ser expresión de diversidad, porque concebir que ha de ir siempre por el mismo cauce es minusvalorar su criterio, su capacidad de discernimiento. Por el corredor unidireccional sólo van los privados de libertad, los desprovistos de voluntad y los animales que, en su condición, carecen de raciocinio.

El respetable de Barbastro ha vivido un momento único, eufórico. Nunca en el Municipal se habían congregado seis mil personas, fundamentalmente porque el aforo se limita prácticamente a la tercera parte. Durante la noche del domingo, igual que el Huesca durante años ha alineado a la provincia detrás de su bandera, el orgullo altoaragonés se ha concentrado en los colores rojo, blanco y azul. Yo, que tengo una inveterada querencia a "barbastrear", disfruté como si hubiera estado allí. Incluso más allá de los dos goles del Barbastro, de la estela que está dejando Dani Martínez y del hecho nada despreciable de que los jóvenes de hoy podrán proclamar ufanos ante sus nietos que en Barbastro marcó un gol Robert Lewandoski, lo más hermoso es la lección de identidad del público. La constatación de que, como anfitriona, la ciudad no tiene precio. De que practica el complejo arte de la afabilidad, de la calidez.

Con similar temperatura pero mucho más frío ambiental, El Alcoraz sufrió un desierto demográfico significativo: sólo 29 de cada cien socios, según las cifras oficiales del club, acudieron a la gélida sesión ante el Rayo, otro Primera que evidentemente no despierta las pasiones de los barcelonistas. Y, sin embargo, es tan respetable el respetable que acudió como el que no asistió, porque ambas opciones obedecen al imprescindible libre albedrío y a la responsabilidad compartida con los estamentos del club, unos por presencia, otros por ausencia y los terceros por la decisión de un taquillaje que disgustó a una buena parte de la masa social. Reconocer las circunstancias y los condicionantes resulta más sano, más edificante y más prometedor que encerrarse en la proclamación de la verdad única.

Los dos modelos, incido en el argumento, son honorables, venerables y decentes. El de Barbastro en el día del Señor nos deja un buen sabor de boca. El de Huesca en la víspera sabatina una duda de lo que pudo haber sido y no fue en caso de que las gradas hubieran estado más pobladas, admirable como fue el desempeño de los de Hidalgo. Pero habida cuenta que, más allá del análisis interno que supongo realizará el Consejo del Huesca sobre este indiscutible fracaso de una cita también llamada a hacer historia -en concreto, llegar tan lejos como nunca se hizo en la competición copera-, y dado que agua pasada no mueve molino, propongo dejar de relamernos las heridas y ese día 21 ante el Éibar, suceda lo que ocurra en Gijón, que El Alcoraz luzca sus mejores galas porque la esperanza también es un músculo que requiere alimento. De las otras cuitas institucionales, ya nos ocuparemos convenientemente porque influir, lo que se dice influir, lo hacen en el césped. Pero, ante todo, respeto al respetable, porque siempre tiene la razón. Y una apuesta: en su discernimiento, la afición estará como una sola persona al pie del cañón.

 

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