El retrato a Renfe: los baños cerrados de la Estación de Goya

04 de Abril de 2023
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A Raúl Rivarés, la cara visible de Monegros no Pierdas tu Tren, habrá que ir preparándole un monolito. En vida. Va a venir a resultar que un probo funcionario de la Comarca monegrina está aportando más propuestas y soluciones que los adinerados directivos de Renfe y de Adif. Tal es así que es un modelo evidente. En sí mismo, en su unicidad, es una plataforma de la sociedad civil que ha tenido el mérito y la osadía de zambullirse en esas severas reuniones entre la administración central y autonómica, por un lado, y las organizaciones empresariales por otro. Y no como el pequeño Nicolás, sino por derecho y con invitación. Tal es lo que puede aportar.

Viene a resultar que Raúl, que ha sufrido retrasos de trenes, estudiado las antigüedades de los vejestorios sobre raíles que llaman Regionales y perfilado un cubo de Rubik para que los actuales servicios paren en los pueblos y además no se detengan en Binéfar o Lérida, sino que lleguen a Barcelona sin poner en jaque los horarios, empezó con esto de Monegros no Pierdas tu Tren con un plan. Inquieto porque las estaciones rurales contradicen todos los discursos oficiales de los adventistas de la tercera repoblación, comenzó a reunir un domingo al mes a vecinos de una veintena de pueblos monegrinos. Cada vez más, cada vez más airados, cada vez más esperanzados, conforme las noticias iban y venían. Alguna alegría, como el abono gratuito. Muchas decepciones porque ni Renfe ni las instituciones aplican la máxima evangélica de por sus obras los conoceréis. O sí, depende de cómo se mire.

Raúl Rivarés piensa en local y en global, en lo próximo y en lo estratégico. Y, por eso, tuvo la feliz idea de remitir dos reclamaciones a Renfe que han hecho pasar a la compañía por la retratería. Como usuario de la Estación de Goya -que a la sazón viene a ser un hándicap también para la reivindicación de los Cercanías de Huesca Suena por su saturación (donde esté Utebo o Miraflores, que se quite Parque Goya 3, como dicen los fanáticos zaragocistas)-, inquirió a la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles sobre el cierre de los baños públicos.

La respuesta no tiene desperdicio. "La gente que va a Goya debería estar poco tiempo y los trenes tienen baño. Los baños están vandalizados". Como argumento, no tiene precio. De un intelectual. De una mente cartesiana. Si te ciscas, te jorobas, haber evacuado aunque no tuvieras ganas. Eso, por un lado, y por otro, piensa que has de ser solidario con los estúpidos, los bárbaros, los malandrines, los imbéciles. Si ellos son vándalos, pagas tú la juerga. Sin remisión, sin perdón.

Claro, esto se le ocurre a un usuario esporádico como yo, pero Raúl es empírico y tenaz: "Deberíamos estar poco tiempo en la estación, pero lo cierto es que los trenes llegan con mucho retraso". Pero para contumacia la de Renfe: "El personal de Renfe para situaciones de emergencia está para ayudar y dejarte salir de los tornos para que puedas ir al baño de algún bar". Esto, directamente, es inteligencia artificial, lo ha tenido que contestar un chatbot. Has de programar los esfínteres para no sobrarte mientras pasas el torno, encuentras un garito, pides un café porque te recuerdan que eso es un bar y llegas justito, justito, a habilitar la expulsión con el último obstáculo de disociar entre el de caballeros y el de señoras (en algunos establecimientos, es más sencillo descifrar una fórmula algebraica que identificar adecuadamente cómo te colocas para la reconfortante micción).

Como alumno aventajado, Raúl espetaba en una segunda cuestión que, una vez pasados los tornos, ya no se puede re-tornar. Contestación de Renfe: "Esto pasa en todas las estaciones de cercanías del país. Si se permitiera salir y entrar, podría haber fraude con los bonos". Quiérese decir que dependerás del albur bien intencionado de los operarios de turno, que probablemente te abronquen y luego transijan. Y es en ese momento cuando te das cuenta de que los abusos de poder no están reservados para los coronados o los apoltronados, sino que cualquiera con un uniforme puede reprenderte inmisericordemente. 

He de reconocer que esto me toca la fibra. A punto estuve, con familia y amigos, de perder el TGV París-Hendaya tras un viaje a Eurodisney porque los baños de una estación de metro en la capital francesa estaban clausurados por seguridad. Cuando la emergente salió en la noche parisina, la vuelta casi es imposible, porque en las grandes ciudades todos los gatos son pardos. Al final, todo es cuestión de sensibilidad, por experiencia o por precaución. Nadie sabe si sufrirá algún tiempo de incidencia mingitoria de estas características. Que sepa que Raúl y Monegros No Pierdas Tu Tren ha intentado resolverla preventivamente. Y que sepa también que el grado de racionalidad en una compañía como Renfe, cuando personas convertidas en máquinas contestan, es perfectamente descriptible y tirando a cero. Como para pensar en el Cercanías. ¡Ay, incautos oscenses, leales, heroicos y muchas veces vencidos por el centralismo! Si el Cabezón Goya levantara la testa...

 

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