Rodearse de gente que merece la pena

11 de Diciembre de 2022
Guardar

El doctor Gregorio Marañón fue, más allá de sus habilidades sanitarias o en la literatura, un extraordinario motivador. Por eso las líneas de metro de Madrid sustituyen imágenes por sus grandes pensamientos. Porque ilustran y alumbran más que cualquier expresión gráfica. "Tienes más cualidades de lo que tú mismo crees; pero para saber si son de oro bueno las monedas, hay que hacerlas rodar, hacerlas circular. Gasta tu tesoro". Por más que creas que no, amigo lector, siempre hay un motivo para sonreír a la vida. Y no tiene que ser específicamente uno placentero. Basta con observar. Contemplar serenamente representa una oportunidad magnífica para dimensionar, para discernir entre lo superficial y lo trascendente. No, no puede ser una actitud monolítica. Igual que el doctor Marañón apuesta por la introspección y la práctica, Blaise Pascal era enormemente ácido -aunque realista- cuando sostenía que el rey está rodeado de gentes que no piensan sino en divertirlo y en impedir que piense en sí mismo. Porque, por muy rey que sea, es desgraciado si piensa en ello.

Casi cada día hay buenas razones (y corazones ya que hablamos del francés) para escoger entre el cabreo hercúleo y la sonrisa beatífica, la admiración y el aplauso. Depende de quien se cruce en tu camino. O de tu capacidad para eludir las ortigas y seguir la senda de los aromas silvestres. Hoy he escogido la fresca porque la fresca se ha cruzado en mi día. Esto es, una confluencia infalible. Las encrucijadas no siempre tienen entradas y salidas alegres. El 40 Aniversario del Club de Amigos Centro Juvenil de Salesianos tenía un acceso que encogía las gargantas y corazones. La difícil comprensión de dos ausencias, las de Dani y Alfredo, tan jóvenes, tan pletóricos de vida hasta que La Parca sesgó sus existencias y los alegrías de los suyos, orgullos segados por una hoz que, aun con toda la fe del mundo, asesta un golpe tan profundo que las creencias se desmoronan. Y, sin embargo, esa casa tiene una fortaleza especial. La palabra de Don Bosco resarce las heridas. Y traspasa el muro para entender que, en realidad, se fueron pero se quedaron. Y ahí aparecen, en ese montón de fotos de adolescentes que secaron sus lagrimales en el último hálito de sus amigos, con una sonrisa sabia. Sus ojos profundizan hasta encontrarse con la trascendentalidad, conscientes de que los pasos no se detienen y llegará el momento en el que se darán una palmada y un abrazo de joven, tan sinceros, tan auténticos. Engrasan sus resortes de la verdad la doctrina enérgica pero deliciosa de Josan Montull, de los profesores, de los monitores, de los voluntarios. Inteligencia natural, sin necesidad de la Artificial que nunca desvelará cuál de las direcciones hay que tomar. Gente que merecen la pena.

Y, ¿sabes lo mejor de todo, amigo lector? Que cuando tienes la fortuna de escribir sobre algo como esto te sorprendes porque percibes que lo haces con una sonrisa en la boca. Una razón de peso para rodearte de los mejores. Y lo mejor de hoy ha sido pensar en Salesianos, como lo de ayer fue estar con Aspanoa y Roberto Ciria. Habiendo espejos rectos, mírate en ellos. Lo demás quizás sólo sea esperpento.

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante