El rosario del Papa y las cuentas de la Iglesia

19 de Mayo de 2024
Guardar
Rosario con el nombre del Papa Francisco
Rosario con el nombre del Papa Francisco

Uno de mis dos pastores predilectos (el otro predica en lo más alto de Teruel-Albarracín), monseñor Ángel Pérez Pueyo, me acaba de regalar un rosario. Se lo entregó el Papa. Es imposible obsequiarme nada mejor. Por su significado. Por su simbolismo. Tanto, que me ha ratificado de pleno en la revolución de la ternura, esa que ha proclamado Francisco aduciendo que donde está Dios hay esperanza y, en la esperanza, encontramos la dignidad.

Reconforta la amistad con un obispo de verdad. Retornando a la palabra sabia del pontífice, de esos que son contraste respecto a los curas tristes que tanto contrarían a los pastores alegres. ¡Qué feos son, por Dios, qué feos! Yo quiero un prelado de calle, con sello de párroco de pueblo, o de barrio.

La experiencia en la casa madre universal me ha servido para aprender la diferencia entre la Iglesia con mayúscula y la iglesia ejercida con minúsculas, con estrechez de miras, con abundamiento en los peores vicios y defectos que nos alejan de la esencia cristiana. Esa que prioriza el apego propio e individual penalizando la oportunidad de practicar el desapego. Esa que no tiene oídos más que para las alabanzas, cuando Jesús se convirtió en un ser de luz para los bien intencionados y un personaje molesto porque la verdad resulta incómoda.

Las cuentas de un rosario debieran servirnos a los cristianos para espantar, a ritmo de padrenuestros y avemarías sentidos, las peores pasiones y para alumbrar, a través de la reflexión y la serenidad, lo mejor de cada uno para entregarlo a los demás. Sin renunciar a la imperfección, porque asumirla es no sólo espejo de humildad, sino enseñanza del camino para dejar entrar en nuestro seno individual, y en el de las organizaciones eclesiales, la voz del prójimo. La Iglesia ha de descerrajar, con la fuerza del verbo, la cerrazón de la iglesia, de la pequeñita, de la que se niega a abrir cielos de luz.

Por la paz, un rosario. No creo que sea una frase propia, pero a mí se me antoja que es de mi madre (¡tantas veces se la he escuchado!), que en su senectud debilitante sigue atendiendo a duras penas la palabra de Dios en las misas matinales televisadas. Siempre me la dijo. El rosario, en las modernas doctrinas, sería la teoría de los diez segundos, de la espera frente a estímulos adversos para pasar del reptiliano al racional, pasando por el emocional. Me interesa la razón, pero sobremanera el corazón. Son la combinación de la virtud. La que nos recuerda que el Cristo fue crucificado por elegir la luz frente a la comodidad de sus predios celestiales, que le podrían haber aconsejado estar del lado de los poderosos en su existencia terrenal.

Él practicó el desapego y, por tanto, en esta convulsa vida que en ocasiones malgastamos, sería bueno tener siempre un rosario a mano. Creer, pensar y actuar. Admitir el lío de los jóvenes, como nos recomienda el Papa a la vez que les arenga a contribuir a ayudar a arreglar el lío. Buscar juntos las respuestas a las preguntas que, en nuestra limitación, no sabemos contestar. Acogernos a la modestia. Desanclarnos de las pequeñas parcelas de poder sin otro afán que el de estar, sin hacer, que al final es como no existir. Replicar a la agresividad con tono de seda porque vencer no es convencer. Confluir en el punto de los abrazos. Y volver a reflexionar para hallar los porqués y los paraqués. Y, si se nos escapan, buscar a los pastores buenos y alegres, porque en ellos leeremos lecciones de vida.

Con estos parámetros y otros como la misericordia (enviar el corazón) hacia los pobres y los desdichados, descubriremos que la piedra filosofal está en cada uno de nosotros. En las cuentas de nuestros rosarios personales.

P.D.: La noticia sobre el cierre de Las Siervas de María de Barbastro me ratifica en la convicción de que la fe, la esperanza y la caridad no entienden de miserias, porque ellas sí que saben conjugar el Él siempre por encima del Yo.

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante