Fiestas de San Lorenzo con cara de mujer. Así reza el editorial de la revista de EL DIARIO DE HUESCA que desde hoy está en manos de miles de oscenses. Nunca han confluido tantos elementos simbólicos con rostro femenino en torno al ciclo laurentino. Las dos danzantas (para quien no les guste la feminización del nombre, les diré que está perfectamente admitida por la Real Academia de la Lengua), Cristina e Ibón, Ibón y Cristina, representan en la portentosa portada autoría de Raúl Sunn (sin duda imbatibles, Raúl y la portada) el inicio de una nueva época. Como lo fue en 1973 cuando las mujeres (hace medio siglo justo), tras dieciocho años de peñas, pudieron ser socias por derecho propio, no meras comparsas de los baies. Como lo es también el hecho de que confluyan nuevamente alcaldesa y concejala de festejos.
Y, si nos sirve, esa declaración poderosa de Lorena Orduna que, ajena al vértigo, sostiene que aspira a la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional. ¿Es una locura? Absolutamente. ¿Hay que renunciar a las locuras? Rotundamente, no. Las ciudades se construyen a golpe de ideas transformadoras, no sobre el césped mustio del conformismo. Y a mí, particularmente, San Lorenzo me parece un festejo mundial. A quien no se lo parezca, es mejor que se apee del carro aunque sea por no obstaculizar ni molestar.
Fiestas de San Lorenzo con cara de mujer. La de Rosa Casals, simplemente Rosa. La más grande comerciante que en Huesca haya existido con permiso de la familia Sanvicente -que lo tiene-, la que convirtió una tienda en una expresión artística, de buen gusto, de pulcritud, de audacia y de ambición en el mejor de los sentidos.
Como decimos en nuestra revista, convivencia, tolerancia, fraternidad y alegría son virtudes en femenino, y a los hombres y a las mujeres les corresponde otra en masculino, que es el respeto. Y son los valores. Los de grandes literatos que escriben a San Lorenzo desde su homonimia, como el gran Lorenzo Silva, y los de figuras representativas del pensamiento y la creación que comparten espacio con todo, todo, lo que es la fiesta laurentina.
San Lorenzo, en justa correspondencia con la grandeza del patrón, ha de crecer. Y ha de hacerlo con respuestas ambiciosas, con perspectiva alta. Sobran las baratijas y los reclamos de chiringuitos desde instancias pseudooficiales. Todo, absolutamente todo, ha de responder a criterios de calidad. Y ahí, con esas 108 páginas en papel couché de máxima expresión, entregamos el legado que, 115 años después, entendemos obligado por nuestra descendencia -reconocida por la familia propietaria de los derechos- de aquel que en noviembre de 1875 iluminó Manuel Camo y Nogués. Que para los iletrados fue un cacique en la más deleznable de las acepciones y para los leídos fue un benefactor de la ciudad con realizaciones que hoy son presente. Una metáfora, un acicate para el Interés Turístico Internacional.