SD Huesca: trece dudas tras una mañana de cuchillos cortos

27 de Junio de 2023
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Anunciaban algunas crónicas que la mañana iba a ser de "cuchillos largos", evidente analogía con la purga de infausto recuerdo histórico. Más bien fue como el nombre que se atribuyó a la noche alemana de 1934: la Operación Colibrí. Y es que la rueda de prensa posterior, que a mí se me antoja la verdadera razón de ser, el núcleo sobre el que giró el Consejo de Administración del Huesca, arrojó en las alocuciones iniciales de Petón, Callizo y Ortas muy poca luz. Más allá del estamos cojonudamente, que siga la fiesta, pero vamos a reducir las marcas más caras del ron, nada. Cuchillos muy cortos, romos. De ahí mi pregunta inicial: pero, ¿qué se ha acordado en el Consejo? Y ahí, sí, Fernando Callizo expuso lo de la supresión de la Comisión Ejecutiva, lo de los cinco consejeros y algún otro detalle más.

Que lo de ayer fue un consejo en torno a una rueda no me cabe la menor duda. José Antonio Martín Otín, listo y un gran comunicador, es consciente de estas fortalezas y, sin prodigarse en exceso, las aprovecha. Dosificar las presencias también es comunicación. Y este lunes llegó con un arsenal y mensajes soterrados pero contundentes. Llevaba el guion en la cabeza y lanzó aviso a navegantes (a sicofontes, matizó), perfiló el boceto del futuro de Lasaosa y defendió como si alguien le hubiera atacado (algo de eso hubo en el Consejo, aseguran gargantas profundas) a Bahía. Envolvió con el eufemismo de socio activo la búsqueda de la compraventa con Costa y dejó algunas cifras contradictorias con la versión oficial, por ejemplo los 7.000 socios que son 1.016 menos de los pregonados hace un año.

Y, sin embargo, después del despliegue comunicativo, después de la atmósfera tranquilizadora en el tono discursivo, quedan dudas que generan una legítima inquietud. Ahí van, pongamos, trece:

1.- El papel de Gustavo García Capó. Va a ser, al parecer, el nuevo capo. ¿Será el nuevo consejero delegado? De no ser así, ¿incurriría en incompatibilidades como proveedor o trabajador -dependiendo de la fórmula- como se ha apuntado de Pueyo, Gracia y Bosque? Un reto para la coherencia.

2.- Los cinco consejeros. De dar por segura la continuidad de Callizo y Larraz (que eso está en el alero de su voluntad), con la incorporación de García Capó, Pedro Ibaibarriaga que ha renunciado a percibir cualquier emolumento y Josete Abarca (el máximo accionista individual de la sociedad anónima), ya tendríamos la composición. Pero... hay partido.

3.- La lectura de la Comisión Ejecutiva. Se creó, bajo la presidencia de Alberto Larraz, para asumir las funciones de consejero-delegado que dejó Manolo Torres con el ascenso-trampa a la presidencia institucional, que en palabras de mi añorado Mariano Bergua es algo así como una presidencia-florero. Ha pasado apenas un año. Si era tan necesaria entonces, ¿por qué ahora es prescindible? ¿Alguien entona un mea culpa? ¿Ha rendido los resultados previstos?

4.- La trinidad en uno. El Huesca ha pasado de tres presidentes, una trinidad más misteriosa que la teológica, a uno... de momento. Los bandazos nunca tranquilizan, pero ya se sabe, en sentido favorable a la causa, que lo grave no es meter la pata sino no sacarla a tiempo.

5.- Las cuentas. Déficit versus deuda. Conocemos la teoría. No hace falta tratar a los periodistas deportivas como burros con orejeras. Aparte de las internadas de Ratiu o los remates de Obeng, tienen casa y saben que cuando tienen un déficit repercute en sus cartillas y, de seguir engrosando, acabarán en deuda. La pregunta, tras conocer que los 5,6 millones previstos en marzo se han elevado por encima de los 6 (y eso posiblemente tras recibir el millón de Sandro): ¿A qué obedece ese engrosamiento del color rojo en la comparativa entre ingresos y gastos? ¿Alguna responsabilidad en el horizonte?

6.- Una previsión optimista. Nadie, ni Gustavo García Capó, al que se presupone que viene a poner orden, tiene varitas mágicas. Si el Huesca está "muy excedido" en el límite salarial (reconocido ayer) y se van a incorporar refuerzos para hacer una plantilla competitiva, ¿hay alguna ecuación desconocida para que ese sobregasto no repercuta nuevamente en la cuenta de resultados? Uff, difícil.

7.- La nómina extradeportiva. Pensar que algún periodista o aficionado ataca a las familias de los trabajadores del club por pedir racionalidad en ese gasto constituye un chantaje emocional inaceptable. El propio García Capó ha incidido en que el gasto es desmesurado, pero hay fórmulas para bajarlo que no necesariamente implicarán mandar a muchos a las colas del paro, por ejemplo reducir (ya se ha hecho, pero quizás un poco tarde) las altísimas remuneraciones de un puñado de elegidos.

8.- La pelota rueda. Si los dos años precedentes, con unos voluminosos presupuestos, el desempeño del equipo ha sido irregular tirando a deficiente (esto es opinable, lo sé, pero es que bostezo sólo de pensarlo), ¿por qué en época de penuria hemos de creer a los mismos que han gestionado estas temporadas? Es lo que se llama acto de fe. Y es como las lentejas, si quieres las comes y, si no, las dejas.

9.- El socio activo. Si Costa ha superado la facturación de dos mil millones en su grupo, es porque ha sabido llevar negociaciones discretas (en el caso del Huesca sólo falta promulgar un bando) y ha adquirido en condiciones de mercado, sin pagar excesos. Pero, además, porque tiene claro que, cuando gestiona una empresa, la gestiona él. No es un "pagafantas". Y no, el Huesca, hoy, no es un mirlo blanco, no es una bicoca salvo que el precio sea de bicoca. Me da la sensación de que las conversaciones están en el alero del Huesca, esto es, de la Fundación, o, quizás...

10.-... quizás de Bahía. El alegato en defensa del papel de Bahía por parte de Petón, en una pregunta sobre Lasaosa, es una hábil maniobra de un comunicador que aprovecha que el Isuela pasa por Huesca igual que el Pisuerga por Valladolid, y que, puestos, hay que coger el rábano por donde se quiera, no necesariamente por las hojas. Es probable, también, que obedezca a una petición en el Consejo de Administración de transparencia sobre las relaciones de Bahía con la Sociedad Deportiva Huesca. Las económicas, claro está. No dijo José Antonio que Bahía es un proveedor, aunque adujera su amor eterno al Huesca, al parecer perjudicial para la compañía ("pido perdón a Madrid").

11.- La base. La Escuela de Base Aragonesa ha de ser un hermoso proyecto de futuro que rendirá inversiones a medio plazo. Ha de mejorar el componente educativo (si no, los valores no son más que los de intentar ser un Mbappé o un Haland) porque es obvio que ha cojeado, y ha de contar al frente con los profesionales más acreditados, sin condicionantes de ningún orden.

12.- Agustín Lasaosa. Tiene en su cabeza Petón una solución para Agustín cuando concluya Oikos, que ya debiera estar al caer. No la desveló. Por eso le pregunté si sería honorífica o ejecutiva. Restituir la dignidad de Agustín, de la que no duda el representante de la propiedad del club, es devolverlo en las condiciones exactas del 27 de mayo de 2019. Lo contrario es adornar con bonito papel de celofán -aunque conlleve remuneración- una jubilación anticipada. 

13.- Una nueva época. El Huesca ha estado politizado en los últimos años. ¿Qué digo? Híper politizado. Al servicio incluso de los mensajes más directos de las instituciones. Una relación insana que le borra de la nómina de organizaciones de la sociedad civil. Es perentorio que cambie. Pero no de bando. Sino de actitud. Ahora no ha de pasar, en arabescos frontolaterales, al otro lado con el furor del converso. Ha de limpiar el palco de la invasión institucional. Lo del último partido fue una foto del "nodo" versión posmoderna. Y me temo que, en esto, no han reflexionado ni reparado. Lo de ser el único equipo de la España despoblada no es que sea discutible. Es que es absolutamente prescindible en el discurso. Ha sido un negocio para medios de comunicación y una sobreexposición innecesaria del club. Que se dediquen a hacer un equipo que maneje bien el balón y una base poderosa.

¿Esperanza? ¿Por qué no? Pero la Sociedad Deportiva Huesca requiere cirugía invasiva, no paliativa. No reconocerlo es empezar a morir. Menos autocomplacencia, más transparencia. No ha habido anticipación,  se veía venir. Y aquí sí, en esto sí, pueden mirarse hacia otras latitudes. La afición es, con certeza, la única que responde al lema: FSSR. Y hay que mirarle a la cara.

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