Sociedad Deportiva Huesca, un problema de relato

07 de Marzo de 2023
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No lo tienen tan difícil. Basta con ver El Alcoraz enfervorizado el sábado, coreando el nombre del entrenador en el que muchos seguramente habíamos perdido parte de la fe. No, en el fondo, tampoco somos tan complejos. He asistido a la comparecencia de Josete Ortas como corresponde, en primer lugar agradeciendo la invitación. Luego, observando y escuchando. Siento decepcionar las expectativas de los convocantes, pero buena parte de los números expuestos los conocía. Algunos los he compartido con los lectores. Otros quedan para el contraste total. Esto es periodismo. A pesar de todo, los medios de comunicación de esta ciudad son buena gente. Tiene suerte el Huesca de que los colmillos son redondeados. Hasta ha de admitir nuestras imperfecciones, zaheridas las redacciones -salvo las públicas o las sostenidas con fondos de usted y de mí, querido lector-. Y, sin embargo...

Sin embargo, da una cierta sensación de que el Huesca ha perdido el relato. Probablemente, porque la luna de miel de los últimos cinco años era tan larga que, al desmaquillar las glamurosas cremas de la Primera y dejar de sorber el champán de la gloria, se nos ven algunas arrugas. Creo, sincera y bien intencionadamente, que en los dos últimos años se ha perdido un punto de confianza, y es que la narrativa ha variado. La experiencia reciente nos dice que el azulgrana ya no es un club tan apetecible como sosteníamos, ¿se acuerdan? Todos querían venir porque se iban a proyectar. Ahora, tiene las dificultades propias de su condición. Ya no somos aristocracia, sino vulgo, y a tal identidad nos hemos de adaptar. Todos. Todos. Viene a resultar que, en realidad, en los dos últimos años han sido muchos más los desesperados por salir que los locos por entrar. Que la composición de las plantillas ha sido, como mínimo, discutible. Y que quizás ha faltado humildad en las altas instancias para reconocerlo. Para un examen de conciencia, un dolor de los pecados y un propósito de enmienda.

La adaptación no es sencilla, lo admito. Johannes Mario Simmel, en su híper vendida "No sólo de caviar vive el hombre", afirmaba que una historia no es sólo verdad cuando se narra cómo ha sucedido, sino también cuando relata cómo hubiera podido acontecer. Yo, particularmente, me acuerdo de esta cita cada vez que recuerdo aquel tiro al poste de Sandro ante el Valencia, o el error grueso de Rafa Mir, o el penalti no señalado a Sergio Gómez. Pero lo que hay es lo que es. Inmutable. Desgraciadamente irreversible. 

Con las cuentas sucede lo mismo. Los números son interpretables, las circunstancias, las perspectivas, los planes estratégicos voluntaristas. Pero llega un momento al final del ejercicio que todo queda desbaratado si la cuenta de lo que entra y lo que sale  se descompensa. Y esto ocurre con el Huesca, como ha reconocido su director general cuyas explicaciones me hubiera gustado escuchar antes, al día siguiente de la caída del límite salarial por la comisión de LaLiga. Pero sobre los tiempos de una sociedad anónima, aunque deportiva, no voy a discutir. Sí sobre una verdad apodíctica que hoy se ha manifestado y que es inexacta por simplista (Josete, justo es apuntarlo, ha replicado con una afirmación muy relativizada): No, en el fútbol de hoy lo que ocurre sobre el césped es importante, pero no es el vector único. Los hay más trascendentes. Que dificultan la trayectoria o la favorecen, criterios empresariales, cálculo de gastos y proyección de ingresos. Y, en una ciudad pequeña, atinar hasta el último milímetro es vital.

Es curioso. Todos hemos escuchado las explicaciones sobre el personal deportivo y el extra deportivo y, sin embargo, sólo quienes están en las entrañas siguen conociendo la realidad. No hay transparencia posible cuando el relato es complejo, salvo que se llegue a la desnudez total. Porque, si no hay problemas, si está todo dentro de lo previsto, ¿por qué está en venta el club? ¿Y por qué rompen la confidencialidad que se aconseja en toda operación de estas características conociendo su inconveniencia? Si yo tuviera que dar un  par de consejos dentro de mis limitaciones, serían que apostaran por la discreción en las negociaciones de compraventa y, por el contrario, en el resto que se tomaran como obligación comparecer hasta que todos tengamos claro hasta el último guarismo. Y, aun así, todos tendremos derecho a discrepar. Que no digo que sea el caso. O que sí.

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