Solo, voy a escribir sólo este artículo

El "antitildista", Arturo Pérez Reverte y las excusas de malos pagadores de los que se cobijan en el rincón del vago

04 de Marzo de 2023
Guardar

Los españoles tenemos una querencia a convertir todo en un terreno de juego embarrado en el estilo de las discusiones conyugales. Cuando, por fin, se zanjan (da igual que sea el manido "lo que tú digas, cariño", el "tienes razón" o "para ti la peseta"), la estela de una frase inevitable se pronuncia en un susurro leve, sutil, imperceptible: "pero la verdad es la mía" o "estás equivocado/a/e" o "lo diga Agamenón o su porquero"... Comprobamos este sesgo de nuestro carácter en el Congreso de los Diputados, en las tertulias o en los bares, sobre política o sobre fútbol, en torno a la cultura o a la economía. Hoy, incluso, se extrapola universalmente al mundo rebosante de "legiones de idiotas" que defienden sus posiciones con argumentos dignos de premios Nobel en la red (Umberto Eco lo definió a las mil maravillas).

Con este rasgo de nuestro ADN, conseguimos el efecto deseado de este país en el que los vencedores quieren machacar y los vencidos se resisten a cualquier atisbo de reconocimiento. En el que, en definitiva, la humildad es un bello término en el diccionario que impregna nuestras alocuciones, pero huye de nuestras acciones para ejecutar otra de las grandes víctimas: la coherencia.

Ha sucedido con la recuperación, pero no, o sí, o depende, de la tilde diacrítica en el adverbio sólo y en los pronombres demostrativos "este, ese, aquel", con noticia de ida y vuelta. Buena para quienes hemos sido objetores lingüísticos de conciencia durante estos trece años y jamás hemos abandonado a nuestra entrañable diacrítica, abanderados por no pocos académicos entre los que el más pasional ha sido Arturo Pérez Reverte. Mala para quienes han tenido que reconocer que no cuaja su discurso simplista, que no obedece sino a la insuficiencia en la capacidad de colocar adecuadamente la expresión gráfica del acento. En torno a esta cuestión, tengo dos ejemplos en mi entorno de los últimos años: la acomodaticia que obedece al segundo planteamiento de una persona de cuyo nombre no quiero acordarme pero será protagonista en mi libro, y la exigente de la psicóloga que acaricia el idioma Patricia Tisner, defensora de la responsabilidad de cada palabra.

Aun -que no aún- en otra connotación diferrente, Jean Jacques Rousseau postulaba que el acento es el alma del discurso. Cuando alguien me pregunta alguna duda ortográfica o sintáctica, tiendo a decir que una elemental regla nemotécnica es puntuar y tildar como se pronuncia, que facilita muchísimo la aplicación correcta. Y que una buena ejecución es la clave para la claridad. El español está concebido para simplificar, para iluminar la sencillez, para brillar precisamente en el boato pero fundamentalmente en la naturalidad.

Tras la derrota de los "antitildistas" -cuña de Pérez Reverte-, ese endemoniado carácter español ha conducido los dedos del redactor de RAEinforma explicando que, en realidad, cambia que no ha cambiado nada. Que lo más correcto es no utilizar el signo de desambiguación por excelencia cuando es palmaria la ambigüedad, y que la regla que mide ésta -que no esta- es tan difusa que mejor dejarse de tonterías y entregarse a la dejadez. Y, de paso, ofrece una norma: que cada vez que sólo utilice solo la vírgula he de explicarlo. Así que quienes demandan un lenguaje más directo, que se vayan olvidando, porque los defensores de la causa diacrítica habremos de acompañar cada folio de texto con otros cinco papeles de memoria justificativa. Sólo así se entiende que los pulcros se queden solos. Acepto todas las opiniones. Pero sólo me vale ésta (¿"ésta"?, me niego a justificarme). Dios mío, ¡qué solos se quedan los meticulosos! Esta batalla promete. Yo, por ahora, anuncio que, solo, voy a escribir sólo este artículo (*). Dentro de un rato, con mis compañeras. Ni solo, ni sólo un artículo. Próximo episodio: el inminente plenario de la RAE. Continuará...

(*) Justificación: sin elisión, la frase sería "Estando solo, voy a escribir solamente este artículo". A partir de aquí, en compañía y más.

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante