Soy "Oikos", saludos a la UDEF

09 de Septiembre de 2022
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Las llamadas telefónicas empiezan a ser un peligro. Recuerdo que un buen amigo, que de esto sabe un rato, me previno en febrero de 2021. "Ten cuidado que te controlan el teléfono". De no ser porque tiene mucho conocimiento al respecto, me hubiera parecido una advertencia histriónica, exacerbada. Pero su trayectoria me invitaba a ser precavido. 

En realidad, ya lo era. El caso Oikos ha de pasar a los manuales de texto de un buen número de carreras. La de ingeniería de telecomunicaciones, por supuesto. La de Ética, con los atentados contra la intimidad y la protección de los datos, si bien en el caso de la persecución de la criminalidad existe un bien mayor que protege de males mayores. La de Periodismo, porque la instrucción policial es un ejemplo preclaro de cómo cogida una frase entrecortada y con puntos suspensivos puede dar lugar a un relato que ni Stephen King mejoraría. Por supuesto, la academia de policía, como un paradigma de una investigación chapucera. Sí, chapucera, sin paños calientes. Y la de Derecho, porque la Justicia no puede ser prospectiva ni exclusivamente indiciaria, y sobre todo porque no se puede someter a un ser humano a 39 meses de muerte en vida variando una causa iniciada con una imputación de apuestas ilegales y que concluye con primas a terceros, y unas facturas de obras. Ya no existen ni "los malos" ni el ejército de implicados de inicio que paulatinamente han ido liberándose. Sugeriría a su señoría que envíe a Mortadelo y Filemón a constatar si, en realidad, quien disparó a Juan Pablo II no fue Ali Agca, sino Agustín Lasaosá (sic). Me imagino a Andrea Camilleri y a Vázquez Montalbán negando la comisión de servicios de Montalbano y de Carvalho para no verse rodeados de la grey que ha dirigido ésto.

La liberación de las amarras de Juan Carlos Galindo, de las que me alegro inmensamente porque no merecía ni un minuto más de suplicio, no puede obviar que el resto de investigados siguen padeciendo en medio de una esfera de impotencia. Ni que la ruleta aleatoria ha señalado a Carlos Laguna sólo porque le nombraron en una converesación, condenando su salud y su ánimo a galeras. Nadie resistiríamos el análisis de una llamada telefónica. Yo tampoco. Yo hablaba con Agustín, y con Juan Carlos, y con Josete, y con Petón. Y con el político tal y el empresario cual. Yo soy un desbocado y, unas veces por brutalismo (sí, como el movimiento arquitectónico), otras por sarcasmo y otras por cualesquiera estados de ánimo que me inundan, me he manifestado telefónicamente con palabras que no resistirían un examen. Y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Así que no se extrañen si, al iniciar una conversación, saludo a los del sistema de escuchos: soy Oikos, saludos a la UDEF. ¡Y que siga la juerga en la calle Irene Izárbez (juzgados)!

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