Su estupor es mi estupor

20 de Mayo de 2023
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Muchos de quienes han apoyado en mí la responsabilidad de ayudar en tareas organizativas de eventos saben cuál es mi posición a la hora de dirimir cualquier tipo de tensiones o discrepancias: el anfitrión tiene que aportar un criterio. El que sea. Objetivable y medible. A partir de ahí, es como un club, si quieres entrar aceptas las reglas. De no ser así, el invitado se abstiene de acudir y punto. Eso sí, en la directriz ha de haber rigor.

Conste que tengo poco aprecio a los debates electorales en televisión. Primero, porque habitualmente me parecen aburridos. Segundo, porque en general son poco edificantes. Tercero, porque suelen constatar las carencias educativas de un sistema que no impone la oratoria como uno de los grandes baluartes, como sí sucede en los países anglosajones. Cuarto, porque al buscar una cierta neutralidad me interesan poco y me influyen cero. Y, como no soy un extraterrestre, pienso que en ese cauce estamos muchos, así que nos ponemos a ver series de televisión o a leer a Martínez de Pisón, como es mi caso.

Y, sin embargo, como contribuyente sí exijo meticulosidad a los programadores de la televisión pública. No, no sirve ese "perro no muerde carne de perro" que es el corporativismo que aduce que es muy feo discrepar desde la profesión con otros medios. Aragón Televisión la pago yo. Y tú, querido lector. Y el que tienes al lado. Y por eso ser exigentes no sólo es un derecho, sino que constituye un deber. Porque, reiterando la teoría del club, este club es tuyo y mío. Y, cuando confluyen derechos y deberes, no se puede rebatir por la conveniencia.

El estupor de Verdes Equo y de Silvia Mellado por la exclusión en el debate de alcaldables en la pública me parece más que razonable. También le digo a Silvia, que a mi entender está haciendo una campaña diferente, innovadora y propositiva incluso desde antes de la pegada de carteles, que no va a perder ningún voto por no estar y seguramente no lo hubiera ganado por participar, porque desafortunadamente esos programas hoy se han quedado en audiencias compuestas apenas por acólitos y algunos curiosos. Y para quienes, desde palacios y medios abonados por los palacios (regados profusamente por los planes institucionales comúnmente arbitrarios), se ven en la obligación de cubrirlos informativamente. 

Pero esta presunción mía (subjetiva pero objetivable) no empece para que se haya manoseado errática o malintencionadamente el criterio. Últimamente sucede demasiado, y conste que en estas palabras no hay resquemor por estar vetado desde hace meses. Es una convicción que albergan sotto voce muchos de muchos partidos, y que no airean por el temor a las repercusiones o, si se quiere, represalias. Cuando alguno se atreve, sucede como con el homenaje a Giménez Abad.

Si la alcaldable por Verdes Equo no ha participado, ese debate habría tenido que prescindir de tres partidos sin representación en el consistorio. Y, sin embargo, fueron de la partida (PAR, CHA y Cambiar-IU). La regla de medición en una confrontación municipal ha de ser municipal, no se puede entender de otro modo en el respeto a la autonomía de cada ámbito político. Ha habido agravio, además, entre las dos fuerzas en coalición que han compartido escaños en este pasado mandato. Esto es, los rectores de la pública no han dado una a derechas ni a izquierdas. Y, más allá de la estupefacción, me parece extremadamente grave. Por eso el estupor deriva en indignación. Y porque, como publica la Cope, en Murcia se ha cancelado un debate de candidatos por la negativa de Podemos a ceder el atril a Más Región Equo.

Adelantándome a las reacciones a este "... como puños", mi ánimo no se sentirá mellado. Las verdades es lo que tienen, que son innegociables, que de su manipulación no vienen más que efectos nefastos. En ese pequeño episodio de la campaña del 28M, siempre quedará la mácula de la injusticia.

P.D.: Hubiera sido un bonito detalle, de empatía y de apego al rigor, que alguno de los candidatos hubiera expresado su solidaridad con la formación obviada. Perdieron la oportunidad. Tendrán que practicar más la compasión, esto es, saber estar con el que sufre por razón de discriminación. Lo dice un simple observador sin más intención que la decencia.

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