El talento en racha

07 de Enero de 2023
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Siento que vivimos, y disfruto, un renacimiento. Me recuerda a aquel lejano año 2008 en el que la pertinaz Myriam nos convenció a Antonio y a mí para abrir esa puerta a la cultura que durante muchos años fue el Altoaragón Dos. Percibíamos una pulsión creadora, en plena euforia de la Expo, y destinar un gran puñado de páginas a la cultura y la sociedad era tanto como salir a la calle, recoger las noticias y luego devolverlas con el espíritu del gacetillero de antaño. Era una etapa de confusión, entre los 'analógicos' y los 'digitales', entelequia que esconde la real diferenciación entre los buenos y los malos periodistas, los buenos y los malos medios informativos. Quizás una excusa para postrarse ante el ordenador con el fatal concepto de que así se está en medio de la comunidad. Y no. Muy pronto, en Huesca se multiplicaron las exposiciones y se acrecentaron las presentaciones de libros. Recuerdo a mi amigo Chema López Juderías, entonces advenedizo en la dirección del Diario de Teruel que ha transformado a golpe de ingenio, y su cierta incredulidad por el dinamismo cultural oscense. Él también ha obrado el milagro que, por otros lares, está en recesión.

Esta pasada noche, tras el inmenso alegrón por el Premio Nadal de Manuel Vilas, algunos de los receptores de nuestra información utilizaban la palabra racha. Es cierto. Vivimos un renacimiento. Como aquel de 2008, ahora frente al teclado, pero de EL DIARIO DE HUESCA. Un buen amigo significaba esta prodigiosa semana con la adolescente Valeria Corrales en la lista Forbes por su capacidad transformadora desde la robótica y la programación tecnológica. Para dimensionar el hito, sólo hay que apreciar en ese ranquin a Rafa Yuste, con certeza el neurocientífico más influyente hasta el punto de que convenció a Obama para el programa Brain, y Ángel León, el multiestrellado Michelín. Hoy Elena Martín volvía a usar el término: ¡Vaya racha! Todos recuerdan a Luz Gabás y su Planeta Lejos de Luisiana, cerca de nuestros corazones. Y a Carlos López-Otín y su increíble descubrimiento contra el cáncer y el envejecimiento. Y los galardones a Pedro Ania, el monegrino de alabastro. Y el mejor panettone ibérico de Luis Segarra, sevillano de Altorricón. Y el prodigio de economía circular de la gran empresa del grañenense Carlos Monreal Lera y su solución para racionalizar el plástico. Y a la actriz najina de ascendencia Alejandra Andreu que conquista México sin reproche de López Obrador (que ya es...). O esa deriva farmacéutica del grupo de Jorge Costa

Siento un cierto contraataque del periodismo de siempre, el que cuenta lo que ve y lo que le cuentan. En Los Mil Nombres de la Libertad de María Reig, uno de sus protagonistas, Modesto Andújar, responde con humildad a los méritos que le atribuye pródigamente su compañero liberal Víctor Hernando por su proverbial capacidad para el discurso, y le compara con Antonio Alcalá Galiano, un demóstenes de aquel 1822. "No, no, no podría. Él es un genio de la palabra. Yo solo digo lo que no puedo dejar dentro de mí. Si lo hago, se me indigestaría y gangrenaría mi espíritu". El talento sale a borbotones en esta tierra en la que, desgraciadamente, dejamos escaparlo también a chorros. El talento emigrado. Aprehendámoslo, aprovechémoslo aunque no haya retorno físico, seamos al menos conscientes. Nosotros, en nuestro sencillo pero bonito proyecto de comunicación, no vamos a cejar en el empeño de ponerlo en valor. Para ti, amigo lector. Por ti, amigo lector. Y porque está en nuestra naturaleza. Renunciar a la verdad sería el desenlace fatal en el que se gangrenaría nuestro espíritu. Y, con él, el alma de esta tierra generosa en inteligencia, desbordante en ingenio. En este renacimiento, percutamos en la ofensiva contra la resignación. El futuro está en todos ellos. Tiempo de Nadal. Tiempo de llenar el Planeta de la personalidad de Huesca. Felicidades. Felicidad.

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