Fernando me ha tocado la fibra en la Diputación Provincial. "Tendríamos que mandar ahora un wasap a Antonio" (Torres). Prácticamente nos ha salido de manera paralela la enumeración de su número: 626900489. Aló, Antonio (Torres). Esta mañana habrías estado muy contento. Habrías visto a tu amigo Antonio Romero y el intercambio de chistes hubiera sido ineludible. Te gusta promocionar a los jóvenes y habrías cogido a Isaac de muy buen grado. Eres amigo de la meritocracia y la alegría corre por tu sangre, sea como sea la que ahora circula por tus venas celestiales.
Antonio, es la décima toma de posesión a la que acudo en la Diputación. Curiosamente, hoy he estado largo rato con el primer presidente al que conocí, Carlos García, "Karloff" que le decían algunos cariñosamente, otros con cierto desaliño. Normalmente, como decía el conde de Romanones sobre los enemigos y los rivales, los primeros eran los propios. Nos hemos acordado de aquel 6 de junio de 1987 cuando consiguió, antes de ser despojado por su propio partido de la presidencia, inaugurar el Palacio Provincial que con tanto arrojo impulsó. Aquella mañana de estreno estaba Luis Acín, en campaña electoral, con la banda de música de Val de Uxó en bucle haciendo sonar el "Que se vayan, se vayan, se vayan, que se vayan de una puta vez"...
Eran otros tiempos. Carlos, militar de la UMD, era un ejemplo de erudición, y lo sigue siendo cuando se acerca a los noventa, ahora con el vacío de su añorada Ángela. Aquel mandato en el que gobernó tenía una elevación intelectual deteriorada con el paso de los años. Allí estaba gente con poso como Pedro Salas por el PCE, el amigo Paco Viu por el PSOE (pronto díscolo) o Ricardo Oliván por Alianza Popular. Ricardo Oliván, el de hoy, ha vuelto a la Diputación (su padre estrenó la DPH democrática con Aurelio Biarge hace 44 años). Está todo preparado para la nostalgia. Eran de nivel aquellos debates. Acompañaban a los magníficos funcionarios de una institución cuya cultura de gestión es capaz de soportar incluso a presidentes o a diputados iletrados, más ocupados en convertir los despachos en instrumentos partidarios que en servir a los ciudadanos o a los consistorios. También en esto, como en lo de la Magia (aprobada el 9 de agosto de 1985 a pesar de la tenaz resistencia a atribuírsela a Carlos, la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero), aquellos como Carlos o Ricardo sabían pronunciar sin ruborizarse la definición de la DPH como "ayuntamiento de ayuntamientos". Se hubieran reído de las paparruchadas del negocio de la despoblación de hogaño. Antaño se pensaba.
He vivido todas las tomas de posesión desde 1987. Y puedo asegurar que el nivel discursivo de este 30 de junio de 2023 ha crecido después de un eterno periodo de declive continuado. Tanto por el portavoz socialista, Antonio Biescas -quizás es que le acompañe la credibilidad-, como fundamentalmente el del presidente, Isaac Claver, brillante abogado hijo de probo y admirable empresario que seguro dotará de ilustración el despacho que desde ahora luce. Que no olvide, como otros han hecho, su compromiso con los 225.416 ciudadanos de esta tierra. Que son todos de pleno derecho en virtud de la libertad que nos ofrece a todos la Constitución.
Antonio (626900489) ha contestado al wasap con el dedo pulgar hacia arriba y un guiño. Él conoce la verdad. Toda la verdad. Y está alegre por mí y por la institución. Que para eso la mamó. Que para eso la dignificó. No todos los que han pasado por ahí pueden decir lo mismo. Y muchos de los que por ahí han transitado, de todos los partidos, pueden presumir. Es la diferencia entre el servicio público y el sectarismo.