"Ya no quiero ná" de Lola Índigo

"La actitud de Lola Índigo fue la de una niñata. Una pésima profesional. Una de esas estrellas de las redes sociales que predica tanto como tan poco practica"

11 de Agosto de 2023
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El público, esperando a Lola Índigo.
El público, esperando a Lola Índigo.

Ni recolocación de la fecha ni historias. Si por mí fuere, pensando en la dignidad de la ciudad, en la de la institución municipal y en la de todos los oscenses, a la cantante le enviaría, junto a la incoación de acciones legales, un mensaje con su primer gran éxito: "Ya no quiero ná". Fuera, non grata. Por respeto a esos pequeños que babeaban esperando ver a una de sus ídolos de la relevisión, a esos adolescentes que la siguen por las plataformas, a esos padres pacientes a los que les apetecía más un espirituoso y a la cama pero todo lo hacían por los hijos, a los maduros que quieren aprovechar para beberse las fiestas sin perder sorbo.

No. "Ya no quiero ná". En el relato de la alcaldesa, y en alguno que ha podido recabar este ser humano naturalmente curioso y periodista, me consta que la actitud de Lola Índigo fue la de una niñata. Una pésima profesional. Una de esas estrellas de las redes sociales que predica tanto como tan poco practica. Una de esas referencias nefastas para la juventud. Una inmadura incapaz de afrontar sus responsabilidades con la seriedad que ha de autoimponerse una buena artista capaz de mirar a la cara a su auditorio. Este viernes, presuntamente actúa en Guadalajara. Y existe un porcentaje, equis, de que no comparezca, salvo que lo de este Día Grande de San Lorenzo haya sido simplemente un desprecio alimentado por malos hábitos que no voy a definir, precisamente por miramiento hacia mi profesión.

No. "Ya no quiero ná". No es la primera, ni la última vez, que artistas comparecen ante sus fan en condiciones complejas, ora de salud, ora de otras circunstancias. En Huesca conocemos algún problema grueso. Aquellas dos horas de retraso en la canícula encima de la avenida Ramón y Cajal por un "quítame allá esas pajas" entre el representante del artista David Civera y la empresa contratada por el Ayuntamiento que al parecer no había abonado el 50 % restante del contrato antes del inicio de la actuación. David, que es un tipo estupendo, me explicó su versión. El Ayuntamiento tenía la suya. Pero, tras aquella tensa demora, salió y cantó. "Que la detengan, que es una mentirosa, malvada y peligrosa". Y el tío arrasó con sus toneladas de energía.

"Por respeto a esa empresa extraordinariamente profesional que es Rampa y cuya trayectoria derrumba todos los pretextos de la niña Lola, por respeto a la ciudad, por respeto a San Lorenzo, por respeto a la verdad, Índigo, "Ya no quiero ná".

No. "Ya no quiero ná". Aquellos tipos, Los Panchos, actuaron en San Lorenzo en el Palacio de los Deportes. Un panchista como yo acudió y disfrutó como pocas veces en un concierto. Incluso mi amigo Luis Lles admitió que, efectivamente, mi reclamación de años pidiendo su programación tenía todo el sentido. Al día siguiente, me enteré de que salieron del hotel "casi a cuatro patas" hacia el escenario, pero Basurto y los suyos nos enamoraron con sus canciones. A Lola Índigo le digo, como en su "Perfidia", que esta madrugada Huesca le ha estado buscando, incluso la alcaldesa: "Quién sabe por dónde andarás, quién sabe qué aventuras tendrás, qué lejos estás de mí".

Pero Los Panchos preconizan también un método ante artistas con cualquier atisbo de perfidia: "Solamente una vez". Por respeto a todo el público de ayer, por respeto a esa empresa extraordinariamente profesional que es Rampa y cuya trayectoria derrumba todos los pretextos de la niña Lola, por respeto a la ciudad, por respeto a San Lorenzo, por respeto a la verdad, Índigo, "Ya no quiero ná".

Y los 60.000-80.000, a la 'buchaca', a mejores causas.

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