José Martín-Retortillo

Continúa la berrea judicial

04 de Enero de 2023
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Decía Fiodor Dostoievsky que “es natural: los hombres han nacido para atormentarse mutuamente”. Y las historias de Sánchez y su entorno, político y mediático, van recordando el tormento que se padece en los altos círculos del Poder judicial, y de paso legislativo. La ruptura está servida, hay dos bloques que parecen irreconciliables, dos bandos, mientras la gente está cansada y va aprendiendo a pasar de estas cuitas y pendencias.

Acostumbrarse a coger atajos es mala costumbre. Las prisas no son buenas consejeras. Es mala compañía la urgencia, es mal hábito la prisa. Los alcorces no son recomendables ni en montaña, ni en la vida. Que haya prisa de dejar muy expedito el panorama para las elecciones locales y regionales no es una razón. Luego seguirán las generales.

Parece que cuanto antes se haga caso a todas las concesiones que pide ERC, en su estrategia de abuso de la debilidad de Sánchez por aferrarse al poder, con un resultado aceptable en las locales, para que no afecte a las siguientes que serán las generales, parece que se justifica todo. Y el error es que no hay contestación al discurso victimista, chantajista, exclusivo de la jerarquía de ERC, delincuente por sentencia firme de sedición y malversación, se pinte la mona como se quiera. Y el que proteste será tildado de facha, o cualquier cosa peor, que siempre sonará fatal. Ya decía don Francisco de Quevedo que era amarga la verdad. Y justo le vino al poeta que conoció el presidio por sus opiniones.

Fue muy complicado indultar a los políticos delincuentes sediciosos. Se tragó con los capotazos del ministro Campo, pareja de la presidenta de las Cortes, a quien ahora se le premia su brega fiel, clamorosa diría, con un puesto en el Tribunal Constitucional. Ahora se vende y propaga la cuestión como pacificación de Cataluña, tras el fracaso de la algarada independentista. Hay más calma porque las instancias judiciales, policiales, económicas y mediáticas actuaron. Parece que ignoran cómo es el separatismo catalán, que nunca está satisfecho, y siempre desde la mamandurria de las instituciones.

La reforma exprés del Código Penal con la supresión de la sedición y la fuerte rebaja de la malversación es algo muy difícil de tragar y menos de entender, sobre todo para quien tenga formación jurídica. Así, también, la paulatina toma de las demás instituciones del Estado, por fieles servidores y amigos de quien manda. Y esta dificultad de comprensión es la que parece justificar las prisas gubernamentales para que actúe el olvido en el momento de votar sin éstas remoras.

Entiendo que el votante no suele cambiar mucho de criterio, que tiene las decisiones muy asumidas, aunque caigan chuzos de punta, pero no se puede menospreciar al elector, como si fuera un ignorante al que se le torea de cualquier manera.

La decisión del Tribunal Constitucional detuvo el intento de incorporar  como enmiendas de una ley el cambio de dos leyes orgánicas (que por su importancia al regular los órganos principales del Estado o por afectar a libertades y derechos, requieren una tramitación y procedimiento de mayoría cualificada). Decisión del Constitucional tan legal pero muy criticada desde el gobierno y compaña, pero tan correcta legalmente como cualquier otra, incluida la del propio gobierno de Sánchez, en su moción de censura. Por cierto, se suele confundir este hecho derivado de la moción de censura, con posteriores decisiones no precisamente brillantes, como las antes mencionadas. Me repito, ni las prisas, ni los alcorces son buenos.

Baste el ejemplo de la famosa ley del “solo si es si”, con los efectos de reducción de condena a abusadores sexuales, a delincuentes contra la libertad sexual de las personas. Se rebasa ya el ciento y la veintena de beneficiados por este error.

Hablé de la berrea judicial, y no es bueno este enfrentamiento partidario, donde el adjetivo, progresista o conservador, además de términos ambiguos, supera lo importante del sustantivo: magistrado, o jurista destacado. Esta clasificación o división sirve a título de información para gozo de los simplificadores mediáticos y de los forofos partidarios. Por eso sorprende que se llegue a algún entendimiento, que es lo que desea el personal. Pero la renovación de los órganos judiciales es jurídicamente deseable.

La pugna enrarece el ambiente nacional. Es más política y partidaria que otra cosa, y es poco jurídica, respetuosa, patriótica y justa. Hay demasiada bulla y ruido en el serial, pero las consecuencias no son nada buenas para la Administración de justicia, donde detrás de cada asunto hay gente, personas, derechos e intereses legítimos que esperan soluciones. In just time, como dicen al otro lado del Atlántico. La justicia es necesaria, y si es independiente, todavía lo es más, sin olvidar que la política, los políticos, sus actos y decisiones, en un Estado de derecho, como una democracia, están sometidos a la ley y al Derecho en todas sus instancias.

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