La noticia económica de la semana ha sido el anuncio, a bombo y platillo, por parte del Ministro de Economía, Carlos Cuerpo, de que el PIB en España, en el primer trimestre, ha crecido. No sólo ha crecido, sino que ha batido todas las estimaciones. Hemos crecido más de lo esperado. Y con esta noticia se aleja la sombra de la crisis que tantos analistas (yo incluido) anunciamos. Sin embargo, una economía (ya sea nacional, regional o domestica) no se puede entender con un solo dato.
¿Crecemos? Sí y no. Hay que entender el contexto de la economía para poder comprender qué hay detrás de este crecimiento.
¿Qué es el PIB? Es la primera pregunta que debemos hacernos. El Producto Interior Bruto (PIB) es la suma de todo lo producido en una región a lo largo de un periodo. En este caso miden lo producido en España durante el primer trimestre del 2024 comparado con lo producido en el último trimestre del 2023 ¿pero cómo podemos sumar todo lo que se produce? ¿Sumamos patatas plantadas por agricultores con cañas tiradas por camareros? Para poder aglutinarlo todo lo traducimos al valor que tienen en el mercado. Si una malla de patatas se vende por 2 euros y la cerveza por 1,5, ya se pueden sumar.
¿Ven ahora la trampa? Para medir lo que producimos ya no sólo tenemos que tener en cuenta los bienes y servicios, sino también cuánto cuestan. Podemos hacer crecer el PIB produciendo más, o podemos subir los precios. El PIB que se ha anunciado esta semana ha sido teniendo en cuenta los precios actuales, no los del 2023 ¿Importa esto? Hay una cosa que se llama inflación, que no es más que la perdida de poder adquisitivo del dinero. La inflación ha crecido en el primer trimestre del año un 1,2%. Hablando en plata, si en diciembre del 2023 se gastaron 100 euros para llenar el carro de la compra, a finales de marzo del 2024 necesitan 101,2. Si el PIB se calcula teniendo en cuenta su valor, y ahora las cosas valen más porque el dinero ha perdido valor, el PIB automáticamente sube. Sin haber producido ni un solo bien o servicio más.
Entonces ¿Crecemos? No sólo tenemos que tener en cuenta el efecto precios, sino qué sectores han crecido. En todas las noticias nos muestran una realidad: los hogares han consumido más este año que en el último trimestre del año pasado. Para todos los analistas esto es bueno. Si las familias gastan es que las cosas van bien. Lo cual, perdónenme, hace mucho que dejó de ser cierto. La economía doméstica en España tiene un nivel de gasto insostenible para nuestro nivel de renta. Vivimos como ricos sin darnos cuenta de que somos un país de renta media/baja. Todos los informes muestran que el nivel de ahorros de las familias españolas es bajísimo. De las grandes economías europeas, somos los que menos ahorramos. Ese ahorro subió durante la pandemia, pero cada vez ha ido bajando hasta casi alcanzar cifras más cercanas a 2019. En otras palabras, no es que consumamos más porque seamos más ricos, consumimos más porque volvemos a ser tan inconscientes como antes de la crisis sanitaria.
Para acabar con este artículo, hablemos del trabajo. Nos dicen que el PIB crece, pero el número de horas efectivas trabajadas bajan. Esta última variable mide el empleo existente. A veces no se despide a la gente, sino que se les contrata menos horas. Y eso ha pasado en este trimestre. Tenemos a la misma gente trabajando, pero contratadas menos horas, por lo tanto, cobran menos ¿eso es crecer?