La prensa escrita local recoge declaraciones de responsables docentes que dicen mostrarse “un poco preocupados” por la tardanza del ejecutivo aragonés en realizar los nombramientos en Educación, sobre todo aquellos en los que recae el compromiso de gestionar el día a día.
Aseguran esos portavoces que “lo primero debe ser la escuela pública y mejorar las condiciones tanto de los alumnos como de los docentes”.
A pesar de que el curso comienza el mismo día para todos, nada dicen de los más de 2.500 niños y niñas, chicos y chicas escolarizados en centros concertados de la ciudad de Huesca ni tampoco se conocen las opiniones del personal que los educamos: casi 300 profesionales entre docentes y no docentes que como mínimo compartimos los mismos problemas porque nuestra situación de partida es significativamente peor (25 horas de clases, plantillas reducidas, menor salario, elevada ratio de alumnos…) A esto se ha llegado en buena parte por la repetida escasez de partidas económicas auspiciada primero por unos y después por otros.
En democracia la Educación es un derecho tan incuestionable y noble que los poderes públicos deben asegurar que se preste con equidad para atender las necesidades de todo el alumnado y en concreto del más vulnerable.
Mucho se ha avanzado en nuestra provincia en los últimos años, con un consenso absoluto, en favor de algo tan positivo como es el reparto equilibrado de alumnado con necesidades educativas especiales. Las Comisiones de Garantías se afanan en lograr unos números correctos si bien algunos representantes silencian que pedagógicamente eso tiene sentido si no se hace con la necesaria dotación de recursos humanos en todos los centros.
Una niño o niña invidente, hipoacúsico, con problemas motores, autista (y tantos otros…) necesita tener a su lado a un adulto lo acompañe, que lo cambie en algunos casos, que facilite su socialización y que no solo atienda a lo básico sino que también sea especialista. Sin un profesor de Audición y Lenguaje o una persona de Pedagogía Terapéutica que se responsabilice de sus avances escolares, los progresos se han de anotar a beneficio de inventario. La confianza en el sistema es algo que todavía necesitan más estas familias. Para ellas es sinónimo de que la sociedad es solidaria y apuesta por reequilibrar no sólo el número sino los déficits de partida.
Aunque esto parece que no tenga vuelta de hoja, lo cierto es que cada inicio del curso se repiten parámetros que poco o nada tienen que ver con lo objetivo. Ante la misma carencia sólo cabe centrarse en ofrecer idénticas soluciones. Tratándose de personas en riesgo nunca puede haber preferencia en función de dónde se ubica el caso. Sin embargo nos hemos encontrado con niños que tenían una atención horaria de auxiliar con jornada completa en la escuela pública (hasta 6º) se han quedado sin nada al escolarizarse en concertada (1º de ESO).
Del profesor especialista ya ni hablamos. Imposible asumir que los dos meses de verano hayan dado para un milagro tan grande. Llegado septiembre, pudimos certificar que no había de por medio viaje a Lourdes por lo que tras nuestra amarga queja se logró una exigua dotación de 5 horas de auxiliar…y "hasta allí puedo leer”. De veras que agradezco la sensibilidad de esos funcionarios que llegaron hasta donde podían. Por supuesto nada de un profesor asociado.
En este escenario no cabe otra que exigir al tutor más atención durante el mayor número de horas posibles para paliar lo que no llega de fuera. Si es puntual se admite por el bien del alumno, pero cuando entramos en reincidencia el riesgo de acabar quemado es elevadísimo.
Ante este panorama, me gustaría que este artículo sirviera para que los responsables de los medios de comunicación den cabida en sus columnas a las opiniones de todos y a ser posible a la vez. Nunca he pedido que se apoye y defienda lo que yo hago y donde yo estoy. Me hubiera parecido profundamente injusto obviar el generoso esfuerzo del resto. Creo que no me equivoco si señalo que lo importante es que la educación progrese a la vez, que nos afanemos juntos para lograr una respuesta educativa común e ilusionante acorde a la sociedad en la que estamos insertos, pero sobre todo al sector de futuro al que tenemos la suerte de dirigirnos en el aula. Me genera desencanto cuando veo la polarización porque sirve para ratificar una vez más los principios cuando en realidad estamos llamados a vivir, a dialogar y a trabajar en campo abierto.
El jueves 7 está aquí mismo. Toca remar con fuerzas para resolver los problemas. En este momento quiero manifestar agradecimiento al trabajo de Amparo Roig, responsable provincial durante este tiempo de atrás. Ella ha vivido unos momentos muy difíciles con la pandemia, con la incertidumbre por el número de casos COVID al alza (una auténtica locura entre noviembre de 2021 y febrero de 2022) con el cierre de clases y con el teletrabajo. Se empleó a fondo y con muy buen talante para llegar hasta donde entonces no se había explorado.
De Mónica Martínez, nueva directora de Educación, esperamos que continúe y amplíe lo ya logrado que no es otra cosa que se reconozca sin complejos el aporte que hacemos tanto pública como concertada. Es una persona muy capaz por lo que no dudamos que va a poner empeño y ganas por igual para conseguirlo.
El inicio del curso es momento de plantear que venimos de vacaciones dispuestos a arrimar el hombro, a sumar con la mejor de las sonrisas, a creer en todos, a potenciar el papel de los padres y madres en su labor de apoyo a nuestro trabajo en los centros. El paso de los días y las decisiones tomadas en uno u otro sentido tienen que ser las únicas variables que nos permitan opinar sin prejuzgar acerca de si nuestras legítimas demandas van a ser atendidas. Otra cosa es que habrá que tener en cuenta algo que sobradamente conocemos de este tiempo de atrás y que no es otra cosa que las limitaciones y el papel que cada cargo juega en la consecución del bien común y en el objetivo de que la Educación funcione como se merece.
Buen curso a todos y todas.