Ángel Hernando del Cura. Foto Myriam Martínez

El decoro de la ciudad clama contra ese chicle

25 de Septiembre de 2025
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Cuando camino por cualquier superficie peatonal de la ciudad y miro al suelo entro en una situación de desagrado e indignación porque allá donde vaya todo está lleno de salpicaduras negras de restos de chicle adheridos al pavimento, esa goma confitada que se arrojada después de masticarla. Su limpieza es difícil o imposible porque los poros del material del pavimento hacen que se incorpore al mismo.

Debe defenderse la ciudad de esta agresión al decoro de sus calles o  plazas y ello es competencia de la administración pública. De hecho, la Ordenanza Municipal de Limpieza Urbana del Ayuntamiento de Huesca dice en su artículo 9.1 que, “los residuos de pequeño volumen, tales como papeles, colillas envoltorios, peladuras, etcétera, deberán depositarse en las papeleras instaladas al efecto”. Pero en este caso la falta de acción coercitiva hace ineficaz esta prohibición.

Es ejemplar la ciudad estado de Singapur donde en 1992 se prohibió la venta y consumo de chicle, castigándose su infracción con fuertes multas o sanciones penales, cuya limpieza hace destacar la belleza de sus calles y plazas.

Para las últimas fiestas de San Lorenzo se inauguró el tramo de la bella y funcional urbanización peatonal del Coso Alto entre la Plaza de la Inmaculada y la calle de La Amistad. Ahora que estamos a tiempo, sería un buen comienzo de etapa impedir que se ensucie también este tramo con las negras manchas de este pegajoso producto.

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