Antonio Naval

Dirección General del Patrimonio: atención, el convento de la Merced

04 de Septiembre de 2022
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Bajo el auspicio de la  DGA, van a comenzar la obras en el solar donde estuvo el convento de los Mercedarios, que tras la Desamorización de Mendizabal y después de diversos avatares pasó a ser del ejercito. En Huesca últimamente se conoció como la “Zona” en la calle Padre Huesca.

Este convento era de los más antiguos que se establecieron en la ciudad. A partir del siglo XVI fue un destacado Colegio Mayor de la Universidad de Huesca.  Con anterioridad era  el segundo en importancia de los que los mercedarios tenían en la Corona de Aragón.  A pesar de su larga y rica historia  no sabemos mucho de lo que fue  su apariencia  y  estructura arquitectónica, cuando Aynsa dice que era uno de los mejores edificios que tenía la Orden.  Afortunadamente hacia 1921 el fotógrafo Compairé  acudió con su cámara cuando habían empezado a demoler el claustro y nos dejó unas fotografías de gran valor documental, pues ponen de  manifiesto que fue un claustro de arquitectura sobresaliente. Una lástima, es todo lo que podemos decir ahora a la vista de ese documento gráfico.

A juzgar por la arquitectura de este claustro,  la del resto del convento debió ser destacada, como destacada y sobresaliente fue su trayectoria como comunidad y como colegio universitario, por las personalidades tituladas  que en él y en la Universidad se formaron y dieron formación,  y por la actividad académica y universitaria, las obras, colecciones,  biblioteca que en él se acumularon. La iglesia en el momento de la Desamortización tendría aspecto de los siglos XVII y XVIII, pero en la Edad Media ya hubo iglesia que pudo ser destacada como vemos que lo fue la ermita de los Dolores de Monflorite que dependió de esta comunidad. Suponiendo ser así las cosas, nada más sabemos y todo se ha perdido.

Si difícil es en Huesca controlar los solares que están protegidos más lo son los que carecen de protección. Ahora se ofrece la última  oportunidad para dilucidar aspectos de este importante edificio y convento de la ciudad cuando  van a entrar las excavadoras y se va a construir. Ni siquiera sabemos, por ejemplo, la posición y orientación de la iglesia. El terreno puede tener las últimas informaciones que ahora están a punto de desaparecer. No se trata de mandar a un arqueólogo que este vigilante, ni siquiera hacer catas para decir que se  ha hecho algo.  Es imprescindible pedirle al terreno que diga lo que en él se esconde.

Tal como están las cosas, es la Dirección General del Patrimonio de la DGA la responsable de este cometido. Es la última oportunidad  para rescatar la memoria de lo que allí se esconde en la medida en que todavía queda algo de memoria. Generalmente es penoso ver cómo se está cumpliendo con la ley en los solares del centro histórico, con barbaridades, hay que recordarlo, como la construcción en los impares de la calle doña Petronila en el 2004, cuando sin ninguna programación, sin supervisión, se eliminó parte importante de la plataforma y alrededores donde se apoya la Catedral y antes la Mezquita.

Desperdiciar la última oportunidad y eliminar frívolamente lo que  el solar de la Merced puede ofrecer es como vender a peso de papel libros antiguos sin cotejar lo que contienen. En ellos puede haber joyas, sobre todo si los libros proceden de una  realidad con solera. Mal que pese, y  superando la banal  percepción de que tal deseo puede no ser otra cosa que ceder a la nostalgia y dilapidar recursos  en objetivos superficiales, de la identidad de un colectivo, en este caso una ciudad, forma parte todo aquello que le dio entidad, la definió y, consecuentemente, le da peso social. Esto también es facilitar el perseguido “bienestar”, con la aportación singular   que es  consolidar el “bien ser”.

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