Antonio Naval

Efectivamente, ¿qué pasa con el Seminario?

14 de Enero de 2023
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Buena parte de los oscenses, si han oído hablar, no se aclararán. Parece que todo el problema es ¿demoler o no demoler?.  Una vez más faltan  referentes,  razones que den sentido a la actuación. Hoy en día el objetivo prioritario, con barniz de sacralidad, es crear riqueza, atraer turistas. Los nuevos ricos, generalmente  de mollera vacua, en el mejor de los casos necesitan del sucedáneo del esnobismo, para sentirse alguien. Esta está siendo nuestra civilización.

La ciudad de Huesca tiene sus posibles que le vienen de su historial. Parte relevante de estos es haber sido alma mater, creando cultura y sentido de existencia, que exportó con amplitud. No hace poco un periódico nacional  hablaba de diez ciudades y ponía en primer lugar a Huesca por  la atmósfera peculiar, acogedora y con personalidad, que ofrecía su despliegue urbano. Por aquí debe ir su singularidad, primero conservando dignamente lo que nos queda después de lo mucho destruido, y potenciando sus recursos propios  para seguir aportando referentes a nuestra cultura occidental. Esto está al alcance de esta ciudad.

Yendo  al grano por exigencia de la brevedad: afortunadamente ha llegado a nosotros una estimable biblioteca  reliquia de la histórica faceta universitaria de la ciudad. Es la biblioteca de la Sertoriana que está muy bien conservada en la Biblioteca Pública, pero bastante oculta. El IEA, ofrece otra meritoria biblioteca que va   enriqueciéndose atrayendo importantes  legados, pero su emplazamiento es manifiestamente inadecuado, y carece de espacio. La fototeca de la Diputación es más que destacable al ser relevante, pero está urbanamente  descontextualizada. A esto se puede añadir que el bien dispuesto Museo Provincial necesita, como todo Museo, mucho más espacio que el que tiene. Al otro lado de la calle se le está presentando como una apetitosa tentación ese espacio en el edificio del Seminario. Cuatro realidades con status de identidad y gestión completamente diferentes, pero, si en un centro comercial conviven y se apoyan mutuamente los diferentes  negocios, si en un edificio multiusos conviven y ofrecen facilidades con su proximidad las diferentes entidades, si en Huesca han surgido dos áreas docentes como son los colegios cercanos al Ramón y Cajal y en la antigua huerta de Mendoza, que no se molestan sino que crean ambiente discente,  por qué en la misma línea no intentar con el edificio del Seminario lo posible, obvio y razonable, dándole uso con las posibilidades mencionadas?

El edificio del Seminario ha llegado como ha llegado. Desde que se fundó el Estudio General de Huesca ha sido área vinculada a la docencia y cultura. Como edificio históricamente manipulado tiene sus carencias y dificultades, pero con imaginación y buen hacer de arquitectos que no busquen como objetivo prioritario presentarse como originales sino que, a partir de lo que hay y con respeto a la historia patrimonial, potencien con dignidad lo recibido, se puede hacer en el extinto Seminario  otro emblema de la ciudad.

El conjunto carece de un vestíbulo digno, este puede acondicionarse en el primer patio, sin anularlo. En este patio el tercer piso es de la posguerra, el segundo piso del siglo XVIII y la planta baja, con toda seguridad, conserva restos del patio central de la Zuda. Pero la solución no es su eliminación para después preguntarse y ahora qué hacemos. La aparente monótona regularidad de las ventanas ha sido una peculiaridad arquitectónica de destacados edificios históricos españoles. El segundo patio, de finales del siglo XIX, ya está allí, y no hay que construirlo, hasta tiene la amplitud de paso que se requiere hoy en lugares públicos.  Arquitectónicamente no es que sea el no va más, pero ofrece  la peculiaridad de los patios porticados, de los que que en Huesca se han eliminado cuatro claustros  que fueron muy relevantes.

El Seminario está en proceso de ruina, que si no es motivada, es consecuencia de la desidia. Así empezó Casa Vilas, privando a la ciudad de un rincón que era indestructible, y desdentando el Coso Bajo que se ha conservado mejor que el Alto. Ambos Cosos son parte de la  reconocida  atmósfera que ofrece esta ciudad. No dice mucho a favor de los gestores públicos que el edificio que ofreciendo posibilidades lleva veinte años abandonado.      

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