Los quince días de campaña electoral sirven (en teoría) para que los que se presentan a ser elegidos nos expliquen qué es lo que se proponen realizar si cuentan con nuestro voto. Lo cierto es que esto suena bien y en realidad debería ser así, pero si prestamos atención, hay un buen número de quiénes pretenden ser nuestros representantes que lo único que hacen es proclamar lo negativo de sus adversarios, según ellos, por supuesto, y nosotros, el conjunto de los ciudadanos, nos quedamos sin saber cuál es el compromiso al que se comprometen realizar cada uno de ellos.
Una primera aclaración que deseo hacer a los partidos políticos es que analizar los pros y los contras que nos presentan, de quienes vamos a elegir, es función exclusivamente nuestra. La segunda, que no necesitamos guías para que nos abran los ojos. Lo que sí precisamos es saber qué nos proponen unos y otros.
Establecidas estas premisas, deberíamos mostrarles qué es lo que se trata de hacer, es decir, elegir a nuestros representantes para los municipios y las autonomías, pero para aquellas que se hagan elecciones, especifico esto, porque no están convocados comicios de cualquier otro tipo, teniendo muy en cuenta que a nosotros, los electores en estos momentos, lo único que nos interesa es conocer qué modelo de gestión y servicios nos plantean para dichas administraciones.
Jugar a batallas de unos partidos contra otros es no tomarse en serio cuál es el propósito final de la democracia. Somos un país que llevamos casi cuarenta y cinco años en un sistema constitucional que define con claridad que tenemos declarada la soberanía nacional, que somos un Estado Social y Democrático de Derecho y que los partidos políticos son un instrumento fundamental para la participación política. Pues bien, de todo ello se deduce que los ciudadanos somos capaces de discernir y, en base a ello, elegir con total libertad a nuestros representantes para cada elección. No es buena costumbre de quienes se presentan que piensen que pueden engañarnos.
Me gustaría saber cómo puede entenderse que existan representantes que no tengan las mismas atribuciones y capacidad de decisión que los demás. Es como si en determinados acuerdos ellos no pudiesen participar. Todos son igual de representantes de la voluntad popular que los ha votado. Todos los elegidos actúan con total libertad, todos ellos son depositarios de un voto que administran según su criterio y no es lógico ni democrático que se entienda que algunos de los elegidos estén limitados en sus funciones. Ya nos corresponderá a los ciudadanos, en las siguientes elecciones, aprobar o suspender con nuestro voto la gestión que han realizado.
En definitiva, considero que cuando se condicionan los actos de los elegidos, no se hace a ellos, sino a todos aquellos que han sido sus electores, que lo son en las mismas condiciones que los demás. Por tanto, entiendan los partidos políticos que su función principal, casi única, es explicarnos con el máximo detalle cuál es el programa que están ofreciéndonos: el municipio que ellos entienden debe ser y cómo se dibuja la Comunidad Autónoma correspondiente. Créanme, para el resto los electores tenemos capacidad suficiente.
Y como última cuestión, me van a permitir que les recuerde la importancia que tiene votar en unas elecciones democráticas. Votar es elegir qué modelo de sociedad es en el que deseamos convivir, por el contrario, si por la razón que sea no lo hacemos, algo tan fácil e importante como es el acto de depositar nuestra papeleta en una urna, estaremos poniéndonos al margen de la convivencia y en consecuencia no será ético criticar cualquier fórmula que se habilite. Así que, un ruego: el domingo 28 votemos todos y expresemos con claridad nuestra voluntad.