Un día como ayer me hizo recordar a mi abuelo, un hombre al que tocó ir a la guerra, pasar hambre y calamidades mil. Un hombre al que dieron la medalla al mérito por abalanzarse a una familia cuando caía una bomba jugándose la vida por ellos, lo que solo le costó -gracias a Dios que no explotara- estar 6 meses encamado con las piernas llenas de metralla y sin saber si se las iban a tener que amputar.
Un hombre que como era de monte se puso a trabajar en Eléctricas, cambiando todos los postes de luz, esos de madera, jugándose la vida entre tormenta y apagones continuos, yendo a los pueblos con una vespa, lloviendo a todo meter, para darle la luz a la gente del pueblo. Esa gente del pueblo que le pagaban su trabajo con alguna gallina o conejo porque no tenían nada más que ofrecerle.
Mientras tanto, mi madre estudiaba con mi abuela a la luz de una vela para que al día siguiente irse a clase sí o sí con la lección aprendida de 10. Ese abuelo que, desde que tengo uso de razón, me llevaba al pueblo, me enseñó a picar el huerto, cazar, pescar, ser autónomo disfrutando del monte, con mi mochila y navaja, sabiendo que estaría a salvo y sabría cómo desenvolverme ante una necesidad.
Lo que ahora nuestros políticos quieren vendernos como el kit de súpervivencia y a lo que solo le falta que ponga dentro “jódete y espabila“. Hoy, con el 100% de la energía recuperada, he tenido que subir a buscar a mi hija al instituto porque solo estaban tres en clase y no estaban recibiendo ninguna asignatura. Ya no pido a los maestros que hagan de Walt Whitman y sean tan osados como el club de los poetas muertos.
Solo pido que se dediquen a lo que soñaron ser. Maestros, que viene de una palabra preciosa, “magister- tri”. Que un día como hoy hubieran salido al bosque, respirado aire puro, hubieran hablado de la suerte de nuestra sociedad, de sus sueños e ilusiones. En cambio lo único importante tanto para la mayoría de los padres y maestros es que hoy de nuevo tenemos todos Instagram … Gracias, yayo y yaya, por enseñarme tantos valores humanos ¡que hoy nos los quieren empaquetar en un kit de supervivencia!!