Ángel Morán

El enésimo despropósito del independentismo

31 de Octubre de 2023
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El IPC se disparó hace bastante más de un año. El precio de la gasolina y el aceite son casi prohibitivos. El ciudadano se ve obligado a renunciar a los productos frescos por prohibitivos. Un altísimo porcentaje de la población hemos cambiado los hábitos de compra buscando otros más asequibles. La escalada bélica dificulta llenar el depósito. La invasión de Ucrania lamentablemente ya no es noticia. Desde Gaza los corresponsales de prensa cubren una guerra contada al minuto donde siempre pierden los más desfavorecidos: cientos de miles de palestinos acosados por el ejército israelí y también los rehenes capturados por Hamás.

En todo este escenario hay un factor común que se repite. Yo puedo decidir sobre ti porque mis derechos, mis reivindicaciones, mi presente y sobre todo mi futuro es mucho más importante que el tuyo. El nacionalismo toca la fibra de las sociedades exaltando sus sentimientos para hacerles comprender que su destino pasa por lograr lo que no tienen, lo que otros les arrebataron ilícitamente a lo largo de los siglos. Su paciencia se gastó esperando la llegada de los libertadores por lo que el único diálogo que entienden es el de la imposición, el de la pantalla pasada y el damos por descontada la amnistía. Suena fuerte iniciar un debate entre posturas antagónicas cuando una de las partes se apunta al 9,9 sin concesiones. La matrícula pasa por arrancar al menos una remota posibilidad escrita en favor de la autodeterminación, aunque lo que verdaderamente se está sustanciando es la voluminosa memoria económica que se necesita para firmar. Tratándose de titulares, el papel lo aguanta todo y por eso se pone mucho dinero de por medio y medidas disuasorias para hacer cumplir sí o sí especialmente en las líneas maestras presupuestarias.

Artur Mas era conocido como “el Mesías independentista” pero no desde siempre sino a partir de que la crisis económica revolviera a la gente en su contra por desconfianza hacia él y hacia su partido burgués del 3%. El personal, cansado de despropósitos, se arremolinó impidiéndole llegar al Parlament. Ante la pérdida de credibilidad o daba la cara con sinceridad cambiando la política económica de CiU o cambiaba de discurso y se echaba en manos del populismo. Eligió lo segundo aun sabiendo que su objetivo de autodeterminación era tan inviable como imposible. A este (des)propósito inicial, le siguieron personajes grises que el independentismo había colocado en segunda o tercera fila de sus listas. A pesar de ello los hicieron escalar a la cima del poder dado que su fidelidad a los principios de la realidad paralela era indudable. Puigdemont primero y luego Torra sacaron brillo al título de Honorable hasta límites insospechados por la Semántica. No soporto comprobar que un político miente, mangonea, extorsiona o manipula los resortes del poder a su antojo y al de sus afines. Me parece vergonzoso y humillante asistir impávido a la función porque un político ha de saber que su principal deber es servir al conjunto de la sociedad. Como es lógico lo hará desde su punto de vista, pero teniendo en cuenta la ley y no burlándola…y eso ha sido la constante una y otra vez.

Lo cierto es que tras el 23-J el conjunto del país está en manos de 7 diputados que atienden en monocanal los intereses representados por un evadido, un prófugo de la justicia, un eurodiputado al que el Tribunal General de la UE retiró recientemente la inmunidad a instancias del propio Parlamento Europeo. Una persona que tuvo la enorme y gravísima irresponsabilidad de declarar unilateralmente la república catalana delante de una multitud…y de suspenderla 44 segundos después. No sé si me explico, pero de esta persona capaz de traspasar los límites de lo racional y de jugar con las personas, se puede esperar cualquier cosa. Recuerden a la consejera Bassa cuando años después desveló a sus seguidores que en realidad “iban de farol”.

Cansados de lo mismo se distribuye una foto con el huido hablando con un alto interlocutor en plan protagonista. La escena toma caracteres épicos de Guillermo Tell al estar apoyada la conversación por una foto del 1-O en la que “la gente” eleva una urna. Muchos réditos para ser una partida de póker sin bazas en la mano, para tener menos votos en las últimas elecciones, para reducirse sensiblemente el apoyo en las manifestaciones en las calles, para tratarse de una tramoya. El problema es que reaparece la pugna entre los buenos y cultos demócratas contra los malos y zafios autoritarios a los que les cuesta entender el progreso…y ya se sabe que en las películas solo puede ganar uno. Ni importa los tópicos ni analizar el malestar que deja en la convivencia ni si lo que pido para mí se le podrá dar al siguiente o al que realmente lo necesite y mira que hay temas: reequilibrio y despoblación, refugiados, obras hidráulicas, infraestructuras de vertebración, etcétera. La inmediatez es el bien supremo, el aquí y ahora, no el plazo medio. Por eso cansa tanto vivir condenados al bucle y a elevar “la astucia” a los altares.

Una de las tareas más nobles de la política es negociar. Este arte de la palabra ha de basarse en el diálogo real, en el respeto mutuo, en la búsqueda de soluciones (no en plantear continuos problemas), en cumplir los plazos para lograr consensos y en el renunciar mutuo de las partes para lograr objetivos factibles que siempre deben ceñirse al marco legal. Ser creativo nunca supone inventarse atajos para trampear por muy halagador que pueda resultar el fin.

En todo este largo y ya aburrido procés, el ruido no ayuda a cerrar heridas y a avanzar porque la vida sigue. El Diario de Huesca recoge las opiniones nada menos que de Quim Torra (ex-president de la Generalitat) que aboga por incorporar la franja aragonesa a Cataluña. Alude “motivos ideológicos (siempre anticatalanistas)” para dar por sentadas afirmaciones de nulo rigor como que “ni en Fraga ni en la franja hay mucha consciencia de su historia” …y que precisamente esta disciplina “la Historia ha sido un componente que se ha hecho servir desde Aragón para vaciar la catalanidad de nuestras comarcas a base de engordarlas de un aragonesismo a menudo folclórico y siempre anticatalanista”

Se me ocurre pensar que con los 85.000 euros que le ingresamos al año todos los españoles en su cuenta bancaria, el señor Torra podría y debería pagarse algún asesor histórico serio y riguroso que le aconseje para que no cayera en el ridículo. Si lo tiene, seguro que le habrá explicado que su opinión es un derecho inalienable recogido en favor de todos y amparado por la Constitución española, incluso para los que desean ir contra ella.

Sus opiniones, muy respetables, quedan en mera propaganda dirigida a cumplir varios principios de funesto recuerdo como el de simplificación, que busca presentar a un enemigo común y fácilmente identificable. Claro que habría otros como actuar por método de contagio, cargar sobre el otro los propios errores o construir historias, sencillas de entender, con visos de realidad, pero que no guardan ningún rigor objetivo en fuentes contrastadas.

La consecución del fin nunca justifica que se utilicen todos los medios. Querer convencer a mucha gente de que si sigue unos postulados actúa “como todo el mundo” es cuando menos peligroso y a la larga fraudulento. Afortunadamente fuera de El Corte Inglés sigue habiendo vida, aunque en principio los publicistas nos den a entender que no.

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