Miguel Ángel Fustero

¿Estamos locos?

Ex coordinador general de Izquierda Unida en Aragón
22 de Abril de 2024
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Me gustaría hacer unas preguntas en voz alta, intentar compartir algunas pinceladas de lo que cualquiera de nosotros, ciudadanos de a píe, puede observar a su alrededor o influye con toda seguridad en su vida de una u otra manera.

Me gustaría que nos interrogáramos sobre “hacia dónde vamos”, si pudiendo más o menos debemos intentar o hacer algo para corregir el rumbo, si nos estamos volviendo locos, si ya no existen valores, derechos humanos, entrañas, sentimientos. 

Vamos a esos ejemplos o pinceladas.                                                                

En Rusia y Ucrania, Putin y Zelenski están enzarzados en una guerra que solo causa dolor, destrucción, barbarie, mientras el negocio de los que venden armas sigue aumentando sus ingresos.

En Gaza, Palestina, Israel, Irán, … ya van por más de 33.000 vidas segadas por la guerra, también aquí el negocio armamentístico está haciendo su agosto, por lo visto la vida de los seres humanos no tienen importancia.

En uno y otro conflicto las autoridades internacionales no pintan nada, ni la ONU, ni la UE, … cabe decir ¿entonces, en manos de quien estamos, la vida de los seres humanos inocentes no vale nada, no aprendimos nada de la historia cuando nos enseña las consecuencias de las guerras?

Siguen apareciendo dirigentes mundiales como Trump, Bolsonaro, Meloni, Miley,predicadores populistas que aprovechan la situación de confusión, crisis, perversión, desnortamiento y cuestionan de facto los sistemas democráticos conocidos, pero no los cuestionan para acabar con los problemas y desigualdades planteando alternativas de modelo serias y sólidas, sino para agudizar las diferencias, la pérdida de libertades, dando la victoria a la sinrazón.  Todos estos fenómenos no dejan de ser un fracaso de la política con mayúsculas.

La voracidad del sistema, la ambición sin límite, la avaricia, el egoísmo, los intereses económicos, estratégicos, políticos, … son capaces de llevarnos hacia la autodestrucción, véase los efectos   del  cambio climático, como en una parte del planeta se derrocha,  mientras que en estos mismos instantes,  en otra parte del globo terráqueo, niños, ancianos, seres humanos están muriendo de hambre, sed, por falta de un techo, por violencia, no tienen un hospital, una escuela, son perseguidos, huyen para que no les maten, …

Más cercano, lo vemos todos los días, cada vez más familias van agua al cuello, tienen dificultades para llegar a fin de mes, padecen las consecuencias de la pandemia, de sus derivaciones de todo tipo, la cesta de la compra cada vez está más cuesta arriba, los salarios no suben en proporción, todo son pagos para los de abajo, para la otrora llamada clase media que ha sido dinamitada, el futuro de nuestros jóvenes es más incierto, …

Y mientras esto ocurre, sabemos que los bancos nos deben a todos nosotros 65.000 millones de euros, que no devuelven ni piensan devolver, bien al contrario, cada vez ponen mas difíciles las ayudas a gente que lo necesita, aumentan sus comisiones por todo, nos esclavizan empeorando el trato con el cliente y, además, se jactan de los beneficios obtenidos. Mientras la mayoría cada vez tiene más dificultades, las empresas energéticas, hidroeléctricas, gasísticas, en medio de todo este escenario, cada vez ganan más, obscenamente lo dicen en público y se permiten amenazar cuando se les dice que debieran contribuir como lo hacemos todos y en proporción a las ganancias a que este país siga funcionando.  Cuando vemos como los más ricos cada vez tienen más, cada vez quieren pagar menos, evaden más a la hacienda pública, mientras a cualquiera de nosotros nos embargan cuentas, nóminas, … por una simple multa de tráfico impagada o se es inmisericorde y se nos persigue hasta el rincón más recóndito -a cualquiera de la que yo denomino gente normal-, si por una u otra causa atraviesas un mal periodo.

Hay sátrapas, miserables, déspotas, monstruos, que cuando morían a miles personas como ellos por la COVID y otras se dejaban la piel por salvar vidas, cuando la inmensa mayoría lo pasábamos mal, ellos especulaban con las mascarillas, las vacunas,… ganando dinero a puñados, encima todavía hay responsables públicos que los justifican o tratan de esconder.

Cuando asistimos a situaciones tan grotescas como la ocurrida con Catalunya, un conflicto que nunca debió salir de la esfera de lo político, pero desgraciadamente salió, donde no sé yo si siempre fue justa, imparcial y proporcionada la Justicia española cuando dictó sentencia, pero la dictó, sentencia que mandó a la cárcel a determinadas personas, pues bien, mientras esto ocurría, un Señor se escapaba en el maletero de un coche, escapaba a otro Estado del club al que pertenecemos, la UE, club donde mínimamente se debieran compartir algunas reglas, por ejemplo las judiciales, pero no, allí determinados sistemas judiciales le amparan, él se parapeta en todo tipo de argucias legales, se cobija en palacios desde los que pontifica y circula por aquellos países como Pedro por su casa, y hasta se auto condecora como exiliado y opta a compararse con otros exiliados de la historia que padecieron persecuciones, violencia, muerte por defender las libertades y determinados derechos.

Gastar cientos de millones de pesetas en un campo de fútbol, más uno portátil, también de decenas de millones mientras se  rehabilita-remoza-construye el otro, aquí al lado, en Zaragoza, con dinero de todos los aragoneses -los futboleros y los que no lo son- y mientras eso ocurre,  no hay médicos en los pueblos, la atención primaria  está machacada, las listas de espera son de meses, faltan especialistas, nos dejamos perder profesionales porque no se les paga lo que merecen y se van a otras latitudes, en la educación se dan clases en barracones, hay grandes carencias, problemas serios en la Universidad, los servicios sociales están más que necesitados, las valoraciones para una discapacidad están como están, los precios de las plazas concertadas, …  los más vulnerables todavía están muy lejos de donde debieran estar en una sociedad que se denomina avanzada.  

Cuando pasando todo esto y mucho más, nuestros representantes, la política y los políticos, en las instituciones públicas, las personas y el lugar que hemos destinado a que  planteen soluciones y alternativas a los problemas de la gente, asistimos con una mezcla de rabia, indignación, impotencia, desapego, … a la práctica de constantes insultos, a una preocupación casi exclusiva por mantener la poltrona o quitársela a quien la ostenta, sin prejuicios de  ningún tipo, llevando a la máxima expresión el vale todo o con el exclusivo objetivo  de llegar al poder, de sacar más votos, de crecer partidariamente independientemente de que se solucionen o no los problemas, el fin justifica los medios.

Todo esto pasa en el planeta tierra, en el mundo donde vivimos, en nuestro país, en nuestra región, aquí al lado, a nuestro alrededor, todo esto y mucho más.  Pienso humildemente y desde el máximo respeto a los distintos puntos de vista, que no debiéramos ponernos de perfil, ni bajar los brazos con el típico no se puede hacer nada, siempre fue así, etc. tópico que en el fondo esconde cierto conformismo o cobardía.  Yo personalmente no puedo por menos que interrogarme y preguntar en voz alta:

¿Hacia dónde vamos?

¿Este es el camino correcto?

¿Qué sociedad dejamos a quienes vienen detrás?

¿Existe alguna mínima hoja de ruta con un mínimo de claridad?

¿De verdad vale tan poco una vida, es tan insignificante un ser humano?

¿Los avances tecnológicos, las civilizaciones, los pueblos han progresado tanto y en tantas cosas, para que se nos duerma la conciencia, pareciendo que no tenemos sentimientos, entrañas frente a intereses de todo tipo?

¿De verdad los valores que casi todos hemos conocido, la solidaridad, el compromiso, el respeto a la diferencia, la justicia social, distribuir la riqueza lo más equitativamente posible, contribuir en función de nuestros rendimientos, de lo que tenemos a los territorios donde habitamos, la libertad, la igualdad, la paz, la no violencia, los derechos humanos, … de verdad esos valores pintan tan poco en la conducta que guía a la mayoría de la humanidad?

¿Nos estamos enajenando realmente, permitiendo todo esto sin ni siquiera decir nada y menos hacer?

¿Estamos locos?

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