José Martín-Retortillo

Faltan viviendas

30 de Julio de 2022
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Quejas muy razonadas constatan el hecho de la carestía de nuevas viviendas, del precio de los pisos de alquiler y de la poca oferta que hay en Huesca de alojamientos de diverso tipo. No se ha preparado nuevo suelo; ha habido una cierta renovación, por decirlo finamente, en las empresas promotoras, y ha habido una época de desconcierto tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Más la visita, para quedarse, del coronavirus. El pinchazo de la burbuja, ha afectado a muchos sectores de la economía, Hacienda pública, bancos y cajas de ahorro, particulares y muchas empresas de la cadena de la construcción y promoción.

En más de una ocasión se ha lamentado la ausencia de política y de gestión urbanísticas en los últimos seis años. Los precios son altos y no se trabajan los alicientes de vivir en Huesca, precisamente cuando se destaca su calidad de vida. Apenas se ha movido un solo papel en los suelos urbanizables, y en el suelo urbano, parece que se mueve el papeleo de la Unidad de las Harineras, y se va viendo alguna obra aislada en la ciudad consolidada. Cuesta un piso en Huesca, parecido a lo que cuesta en Zaragoza, cosa que hace unas décadas era casi la mitad.

Sin gestión, tampoco habrá intervención en el mercado del suelo, los precios son altos, ahora los materiales de construcción han subido, o están subiendo, tanto el hierro, el cemento, la madera y demás. Y la juventud, con el mayor paro de Europa, encuentra bastante dificultad para acceder a una vivienda, donde tampoco hay mucha colaboración de la banca, que aun tiene pisos de los que se tuvo que comer en su momento y siempre está en problemas.

El debate y la faena están sobre la mesa. El panorama es el que es, y apenas hay diálogo y entendimiento para mejorar el diagnóstico y para ir hallando pasos y vías de salida. Y cuando digo diálogo, digo lo contrario de soluciones populistas o demagógicas que no sirven más que para complicar las cosas. No hay gestión de vivienda social o pública, ni se atisban acciones en esa dirección. Y esto se complica cara a un otoño que será más difícil con los problemas derivados de la crisis de la energía y de la luz y de la guerra e invasión de Ucrania.

Solo se atisban actos de propaganda, como siempre ocurre, con vistas a las próximas elecciones locales. Ha venido el Consejero de Vivienda (lo de vertebración del territorio no se lo cree ni él), a anunciar que pronto iniciarán una tercera parte de viviendas de las previstas en la antigua Zona Militar, lo que aun siendo una buena noticia, habrá que decir que realmente se lo han pensado más de un lustro largo para emitir tal anuncio. Luego, en otoño, empezarán. Prisa pues parece que no ha habido. O sea que bienvenidas sean las críticas, y bienvenidos los anuncios electorales para que se muevan los resortes políticos, que el juego de las sillas ya comienza. Huesca no crece, pero se anuncian algunas cosas.

Se ha aprobado el Proyecto de reparcelación de la Unidad de las Harineras, tras la modificación del Plan Especial, que sirvió para reducir alturas. (Una sola torre no sería ningún estorbo, a reserva de la calidad de la arquitectura, otra cosa es que hubiera cuatro de ellas). También sirvió para suprimir el aparcamiento subterráneo en el bulevar proyectado.

No habrá vivienda social, ni equipamientos, en un conjunto de 1300 viviendas. Cifra que se airea como solución a la ausencia de oferta. Estas viviendas tardarán en construirse, salvo que se actúe por fases, lo que está por ver. Y antes habrá que ver la materialización del Proyecto de Urbanización, que tomará su buen tiempo. Pero la propaganda dice que es la tercera renovación de la ciudad, y eso, en un lugar que viene desde los íberos, me parece algo arriesgado.

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