José Torres Remírez. Hoy, la improvisación del Gobierno

El Ingreso Mínimo Vital funciona

Miembro de la Asociación Española de Derecho y Economía
12 de Julio de 2025
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José Torres Remírez. Hoy, la improvisación del Gobierno
José Torres Remírez. Hoy, la improvisación del Gobierno

Esta semana se ha publicado un informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) en el que se evalúan los efectos que ha tenido el Ingreso Mínimo Vital (IMV) desde su puesta en marcha en el 2020. Los resultados no han sorprendido a nadie. Los efectos que ha tenido esta ayuda del gobierno han sido negativos para el mercado laboral.

Empecemos por las horas trabajadas. Los individuos que cobran esta ayuda han reducido, por voluntad propia, las horas que trabajan a lo largo del mes. Es decir, trabajan menos horas de las que trabajaban antes de percibir el IMV. En concreto han reducido un 11% el número de días mensuales que trabajaban. Este porcentaje se incrementa hasta el 20% para las personas que tienen menos de treinta años, justo el momento en el que menores cargas familiares se tiene y más implicado se debería estar en la vida laboral.

A su vez, esta ayuda disminuye un 12% la probabilidad de trabajar. Este resultado se explica de manera muy sencilla. Todo el mundo tiene que decidir entre ponerse a trabajar o no. Los que no quieren buscar trabajo sobrevivirán gracias a obtener rentas de otras maneras: legales (con ayudas) o ilegales (trabajando en negro, realizando trabajos alegales, etc…). Debido a la aparición del IMV la decisión de trabajar se vuelve menos atractiva, ya que existe una manera legal de quedarse en casa y cobrar, como mínimo, 658€ al mes. Cantidad que está exenta de pagar IRPF.

Otro de los resultados llamativos que han obtenido los investigadores de la AIReF es el tiempo en el que los beneficiados cobran este subsidio. El 90% permanece más de doce meses cobrando el IMV, el 75% supera los veinticuatro meses y cerca del 60% mantiene la prestación durante más de tres años.  Esta ayuda estaba pensada para que fuese puntual o coyuntural. Debía ser una red de seguridad para las personas y evitar que se pauperizaran los más vulnerables. Y, sin embargo, esta ayuda se ha perpetuado, creando un colectivo que vive de ella o que complementa su salario bajo con el IMV. En otras palabras, ha desincentivado el esfuerzo.

Sin embargo, estos resultados no llegan a oídos del Gobierno, al contrario, la única noticia que dicen y vociferan desde el consejo de ministros es que cada vez más gente se beneficia del IMV, como si tener más gente en riesgo de exclusión fuera bueno.

En conclusión, el IMV funciona a la perfección. Todos aquellos economistas, o quienes tuvieran un poco de sentido común, al ver anunciada esta ayuda no contributiva pensaron lo mismo (y muchos lo publicamos). Es una subvención que generará externalidades negativas: la ayuda permite obtener una renta sin trabajar o con un trabajo de salario bajo. Si el individuo empieza a obtener rentas medias (que en este país a partir de 1.000 euros es salario de clase media), le quitarían la ayuda. Por lo tanto, esforzarse sería contraproducente. Así que el IMV generará resultados negativos en el mercado laboral, dicho y hecho. A su vez, se señaló como otros países ya intentaron poner una ayuda similar (mejor estructurada) y los resultados fueron similares a los que vemos ahora en España. Nada de que sorprenderse.

El que aprobó esta ayuda quería más pobres, y lo ha conseguido.    

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